Las horas se pasaron volando. Minghao no se dió cuenta cuando se dieron las tres de la tarde y anunciaron que ya era momento para salir a comer. En todo ese tiempo había estado escuchando las historias de Jun sobre diferentes temas, Minghao de vez en cuando hablaba o daba una pequeña opinión sobre lo que había escuchado, siempre intentando sonar distante o camuflajear lo que realmente estaba pensando en esos momentos.
Jun parecía tener una infinidad de anécdotas divertidas, tristes y extrañas cada una con una larga explicación por detrás, a Jun se le notaba ser feliz mientras le hablaba de todos esos momentos en su vida aunque nadie se lo hubiera pedido y bueno para Minghao podrían resultan interesantes en cierto punto aunque hubiese otras que le aburrían por lo extensas y poco entendibles que eran o simplemente porque le traían malos recuerdos.
—Oh ya es hora de la comida —aplaudio mirando su reloj y levantándose del escritorio. Minghao solo se quedó sentado mirando de reojo sus acciones.
Había algo de Jun que le llamaba tanto la atención, de alguna manera sentía que esa persona tenía algo raro que lo atraía tanto. No de manera amorosa, no, porque era una sensación extraña que lo hacía sentir un poco incómodo.
—¿No vas a venír? —cuestiono en la puerta mirándolo directamente. Minghao reaccionó al instante, claro casi lo olvida, había aceptado comer con él por el simple hecho de que es nuevo y no le gusta comer sin compañía.
Minghao se levantó de su silla sin decir una sola palabra, camino en dirección a la salida siguiendole el paso a Jun.
El aroma a Coco diabético regreso al instante. ¿En qué momento había desaparecido?.
*
—La comida es deliciosa —dijo Jun mientras abría la boca para meter un bocado más.
Bien, está era la situación. Tan rápido como habían llegó al comedor que estaba en el trabajo, Minghao ya quería salir corriendo otra vez. No era para nada agradable compartir mesa con otra persona, el chico beta ya estaba tan acostumbrado a comer sólo y digamos que tener a Jun de compañía no era para nada tranquilizante. Principalmente porque Minghao odiaba y sus oídos eran sensibles a los sonidos que producían ciertas personas al comer.
Segundo, porque no se siente cómodo de que cada que va a meterse un bocadillo Jun lo mire expectante. ¿Eso era lo que se sentía comer acompañado? Sin duda estaba siendo la experiencia más horrible que estaba viviendo Minghao, y sin dudas prefería una y mil veces comer solo en su pequeño departamento con una mesa para dos personas. Si, triste soledad.
—¿Por qué no hablas?... Parece que te comió la lengua el ratón —Ah, ¿Era necesario hablar en esa situación? Solo quería comer tranquilo y en silencio como siempre lo hacía, Minghao ya estaba cayendo en cuenta de que de ninguna manera podría ser amigo de ese chico.
—Por lo visto si... Eres muy raro ¿Lo sabías? Siempre estás muy serio y nunca sueltas una sola palabra, No es por ofender ni nada pero creo que con esa actitud nunca encontrarás una pareja...La gota que derramó el vaso.
¿Acaso Jun creía que Minghao quería ser su amigo? No, Minghao no quería ser nada de él y le importaba muy poco si le parecía alguien raro o no. Porque si lo era, Minghao era tan extraño en absolutamente todos los sentidos, pero estaba tan seguro de que nadie sabía la razón de su comportamiento, nadie tenía ni la más mínima idea de todo lo que se escondía detrás de sus tristezas, enojos y alegrías. Nadie porque Minghao no tenía a nadie más que a él mismo, pero a pesar de eso no estaba interesado en encontrar una pareja que lo acompañará por el resto de su vida. No le importaba ni una sola mierda encontrar el amor porque el único amor que quería era el de su madre y su padre, el único amor y el único afecto que necesitaba en esos momentos era el que unos padres pueden brindarle a sus hijos, solo quería sentir la calidez de un hogar, sentir esa felicidad que le habían quitado muchos años atrás.
Pero no lo tenía por más que lo deseara. No podía tener eso que tanto quería ¿Entonces porque querría algo que le ofrece alguien más?... Minghao no estaba dispuesto a ser el cordero de nadie, no se cuestionaría simplemente por las palabras de alguien sin importancia ni tampoco se tomaría de las riendas de alguien más porque él no era un objeto, aunque estuviera más utilizado que esos zapatos viejos que usaba para el trabajo, no permitiría que un tercero intentará interferir en su vida llena de problemas y conflictos internos.Ah, Minghao deseaba con todo su ser poder gritarle a ese tipo con todas sus fuerzas que se fuera a la mierda. Que él y sus estúpidas historias se alejaran considerablemente, que dejará de intoxicar su oxígeno con su apeste a coco, que se fuera de ahí para siempre y que nunca más volviera... Que en el primer día ya se había fastidiado de su presencia y que no necesitaba que le dijera lo que opinaba de él.
Pero no, Minghao era tan débil que todo lo dijo y lo gritó dentro de su cabeza , mientras que por fuera se mantuvo con los labios sellados mirando únicamente el plato de su comida. Para ese entonces ya se le había ido el apetito y ya se le habían esfumado las ganas de seguir trabajando con ese tipo.
Maldita sea su suerte.
Maldecía a la luna por nunca ayudarlo cuando más la necesitaba.
—Creo que eso fue muy rudo de mi parte, lo siento. Bien te diré esto, habrá alguien que te quiera con esa actitud... No te preocupes mucho por eso, el amor suele ser raro y descarado. Solo déjalo fluir porque de alguna manera te llegará ese momento donde la luna te presente a tu alma gemela. Déjalo en manos de ella... La luna, ella es mucho más sabía que cualquier Alfa cualquier Omega incluso cualquier beta. —Concluyo metiendo el último pedazo de carne a su boca. Jun había terminado su comida mientras que Minghao seguía con el plato lleno. ¿Cómo se atrevía a hablar de esa manera? ¿Y cómo era capaz de meter a la luna en sus estupideces?
Si bien Minghao no era tan adorador a la luna, incluso la maldecía en muchas ocasiones pero si le guardaba un cierto respeto y una pequeña parte de confianza, no permitiría que un imbécil se sintiera tan experto como para hablar de esa manera... Por más cierto que fuera, no lo aceptaría viniendo de los labios de Wen Junhui.
Minghao estaba harto.—No me interesa en lo más mínimo —Minghao se defendió aunque fueron las únicas palabras que pudo decir, su garganta se cerró al instante. Odiaba esa sensación de impotencia, de no poder decir todas esas cosas que podía gritar en su mente. Minghao odiaba todo de él y de su estúpida cobardía.
“Lo vez luna, nunca me ayudas”
Jun lo miró un par de segundos antes de asentir. Tomó el último sorbo de su refresco y luego miro hacía el plato de Minghao.
—No comiste nada. ¿No tenías hambre? Pensé que si... —Hizo una mueca con sus labios y mordió sus dedos en un acto "incómodo". Sus manos hicieron un ademán y en cuestión de segundos llegó el mesero. —Eso guardelo para más tarde—señalo el plato lleno de comida. —Y cobre lo que consumimos el día de hoy.
Había sido directo.
Sin más la persona se retiró llevándose todos los utensilios de la mesita.Idiota. Pensó Minghao.
La hora de la comida termino y Minghao fue el primero en salir del lugar. No quería ver más la cara de esa persona.
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LOBO BLANCO -/Junhao/-
Fanfiction[EN EDICIÓN] : "La luna nunca se equivoca, encontré mi hogar en tí" : Minghao fue alejado injustamente de sus padres cuando cumplió nueve años, desde aquel entonces vivió en un orfanatorio hasta cumplir la mayoría de edad. Perdió lo que más amaba...