Tiempo psicológico

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Estaba mirándola, y yo lo miraba mientras él la miraba.

Estábamos en un gran salón de baile, ya hace algún tiempo que quería irme, pero de repente toda luz se apagó y un reflector apuntó a una bella muchacha, tenía el pelo largo y negro, su cuerpo asemejaba al de una bailarina y su mirada hizo que todos los presentes se quedaran estáticos, como si estuvieran bajo algún hechizo, pero yo no, yo me quería retirar. Basta de este circo, susurre mientras caminaba a la salida, pero me tope con él, también un muchacho, alrededor de diecinueve años, mirando a la chica bajar de la larga escalera, tenía lágrimas en sus ojos, me quede.

Inicio la música, un waltz, perfecto para la ocasión, perfecto para ella. Se quedo parada en medio de la pista de baile, todos nos habíamos retirado, ella extendió su mano, abriendo su pecho, invitando a cualquier joven con las suficientes agallas para bailar con ella. El muchacho que ahora estaba a mi lado inicio a temblar, él quería ir con ella, podría decir que era el que más lo necesitaba.

Pero alguien se le adelanto, un chico igual de bello que ella, tenía un traje frac negro planchado perfectamente, tomó su mano, la tomó a ella e iniciaron la danza.

Se movían libremente por el lugar, como si estuvieran destinados desde siempre a cumplir ese baile, a mitad de la danza se escucharon sollozos, primero de la derecha, luego a la izquierda, otras personas iniciaban a bailar entre llantos, esto de verdad era peligroso.

Mi muchacho por su parte seguía con una cara plana, parecía enojado y al voltear de nuevo vi el porqué, se ha detenido la canción y la bella muchacha está a total merced de su acompañante quién la besa con dulzura, lamentable este chico ya perdió su oportunidad, me pregunto si soy la única que se ha dado cuenta.

Cuando le escurre la primera lagrima al joven yo respiro profundo, le tomo del hombro, me acerco a su oreja y susurro.

—Hoy no fue tu día, pero hiciste el mío.

Ni siquiera me volteó a mirar, mis palabras no fueron escuchadas, pero yo había terminado mi actuación en aquel salón, así que salí.

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