Capítulo 5

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Aquella noche todo era silencio, las luces de velas iluminaban la aldea entera; el luto no solo se llevaba en la familia Kenway, toda la aldea sufría lo mismo...

Águile:a finalmente tomo valor, y entro a su hogar para dar la última despedida a sus hermanos; su gente le abría paso mirándola con ojos de tristeza, era claro que esa noche también había sido la víctima de esos hombres, con su ropaje casi rasgado y cubierto de sangre entro con la frente en alto y sutiles lágrimas. Al entrar noto a su padre hincado con los brazos abrazándolos y su cabeza en medio de ambos con la capucha sobre la zona del suelo cubierta de sangre de donde había tomado a sus hijos. El lugar se había llenado de humo de las velas, y de ellas venía un extraño aroma a corteza de sauce, clavo y flores. Un olor muy dulce a pesar de la polución al rededor; se paro detrás de su padre, intentando tomar valor para contarle lo que sucedió..no todo había sido su culpa.

Kanda sintió su presencia, la tomo en la entrada de la habitación, rodeo sus hombros con su brazo y la pego a ella, un abrazo bastaba para calmar el dolor que sentían...pero, no apagaba la ira que Águile:a sentía.

Cerca de las dos de la mañana los cuerpos ya habían sido enterrados y cubiertos de hojas cerca de las chozas, el pueblo entero estaba dormido, las casas en silencio, las velas apagadas, mientras el dolor era calmado con el sueño.

Recostada en la cama, Águile:a repasaba el día una y otra vez en su mente sin creer que en un parpadeo sus hermanos se habían ido, esa noche Io:nhióte estaría abrazándola e Ohkwá:ri tendría los pies sobre su abdomen; lo único que le quedaba era aquella frazada en la que los habían matado, no dejo que la enterraran, era su último recuerdo del día en que fue una cría débil. Los sonidos del valle eran lo más cercano que en ese momento tenía a la "paz". Sin ruidos, sin llantos, sin gritos, sin sollozos, sin palabras de culpa...

Pasada la hora, difícilmente había conseguido caer dormida aquella noche, entre lágrimas con arrepentimientos, se reflejaba un poco de tranquilidad en su rostro; la calma había durado ese rato.
Fuera de la choza se comenzaron a escuchar unas extrañas pisadas, muy leves y ágiles que iban en puntillas, en la ventana de su espacio se asomo una mano que toco con las yemas su cabello, se inmutaba ante la situación, dos manitas rasgaban con sus uñas las maderas de la pared, y en esta ocasión el sonido si la despertó, asustada giro su cabeza, vio como la manita le indicaba en señas que se asomara lo cual le helo la sangre al momento, con su cuerpo casi paralizado del miedo, tomo coraje sentándose en la cama lista para asomarse mientras las manos bajaban fuera. Se acerco lentamente evitando hacer el menor ruido posible ya que, la habitación de sus padres estaba a la vuelta de la pared por dentro de la choza. Coloco lentamente sus dedos en la ventana hacia el exterior, su cabeza subía lentamente, sus ojos curiosos comenzaban a examinar su exterior, pero no había nada, aquella mano misteriosa había sido una ilusión de su insomnio o de su tristeza; dio un bostezo, cerro y abrió los ojos con lentitud, miro de nuevo al frente para percatarse de que realmente no hubiese nada..ahora, frente a ella se encontraban las siluetas de sus hermanos. Sus ojos se abrieron por completo y el sudor frío emanaba de su cuerpo, no sabía distinguir si era realidad o una ilusión de su tristeza, ambos la miraban, con sus manos le indicaban que fuera, aunque no sabía si era correcto o no, trago saliva y brinco hacia fuera.

Sus habilidades no eran del todo buenas, logro caer con ambos pies.. sin equilibrio cayo de lleno al suelo, todo estaba bien para su suerte. De pie, sacudió sus ropas y trotó hacia sus "hermanos" quienes al verla acercarse, comenzaron a correr rumbo al bosque donde ella jamás había entrado. De noche la luna era la única guía de la pequeña, los niños corrían con naturalidad entre los árboles, mientras ella los esquivaba con dificultad.

De lejos se apreciaría del más pequeño de los cachorros Kenway hasta la más grande, corriendo juntos como si fuesen una manada en libertad. Sus cabellos volaban simulando olas y el aire nocturno recorría cada parte de su piel.

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