Capítulo 11

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Tenía por encomienda una de las tareas más importantes para el maestre Miles; entre tantos asesinos fui yo el elegido, si, considere al inicio que podría ser una burla hacia mi persona por ser un extranjero, un "dreamer".

Ponerme a prueba, ver si yo sería capaz de responder hacia la hermandad justo como ellos me acogieron a mi. Si soy franco, no esperaba menos de mi ascenso, la disciplina es escencial, mi potencial es excelente, vengo de un linaje poderoso, claro que lo descubrí cuando llegue al suelo americano, antes solo portaría el apellido para vivir en mi país natal, un extraño signo de admiración entre tantas preguntas; pero, en parte, gracias a mi descendencia, la hermandad tuvo corazón para recibirme y adiestrarme a tan corta edad.

Soy curioso de naturaleza, la vida me lleno de incógnitas, e ignorarlas es como tener un perfecto pastel y no comerlo; el credo me ha abierto los ojos a posibilidades nuevas, caminos, rutas, una nueva forma positiva de ver a la humanidad, buscar el bien e implantar una semilla de pureza en cada uno de ellos.

Mi sangre es diferente, mi apariencia misma de mi familia lo es, la oveja negra llena de curiosidad por el mundo, la mente del ser humano, los misterios tras su comportamiento. Un deseo que tuve desde niño, ha sido cumplido, no como esperaba, pero ahora soy un maestro más de la hermandad, aunque, admito que he de sentir que la vida me tiene un plan diferente, ser un nuevo pastor, mentor o guía; un credo nuevo.

Protejo al inocente, lucho por la justicia, trabajo en las sombras para servir a la luz.


SOY UN ASESINO

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