XIV. One/Uno

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(Narra Hipo)

El amanecer de el último día antes de la unión parecía darle emoción a todo Berk, me asome por la ventana de mi habitación y pude ver a los jinetes auxiliares preparándose para la seguridad de la celebración, a para mí no tenía mucho sentido eso, era una unión y no entendía porque ellos tenían que estar tan alerta.
La noche anterior mi padre me había dicho que les dijera a los jinetes que también resguarden el lugar, me dijo que era algo así como una tradición que no la podía dejar.

Me parecía un poco ilógico que me pidiera cosas sin dejarme salir de casa, solo podía estar cerca de la chimenea, de cierta forma me recordó mucho mi niñez.
Yo no era el niño más astuto de Berk y eso era muy obvio, podía herirme cualquier cosa y eso a mi padre le preocupó tanto que optó por dejarme en casa todo el tiempo. Llegó un día en que escape y fuí a ver a Bocón quien para variar me regaño por mi escape pero de todas formas me ayudó, desde ese día soy fui su aprendiz y se que puedo confiar en el tanto como en mi padre.

Mientras miraba por mi ventana podía ver a mi padre que parecía que en cualquier momento mataría a Gustav desde la distancia podía incluso entender lo que decían, al cabo de unos minutos el atrevido muchacho se llevó a los auxiliares y mi padre se quedó solo.

Me parece que está muy distraído y no comprendo porque aún sigue allí afuera, no se supone que tiene que salir o al menos entrar a la casa para repetirme que no salga a menos que sea una emergencia, solo lo veo con una mano cruzada en su cintura y la otra sobre su larga y frondosa barba --¿En qué piensas papá?

-- Alzó mi mirada un poco y empiezo a ver dos personas más que parecen acercarse hacía el, sus cabelleras rubias son inconfundibles para mí, pero al parecer mi padre está tan perdido en sus pensamientos que no los nota hasta que están frente a el.
Desde mi ventana hago malabares tratando de escuchar lo que dicen, pero mi desesperación hace todo lo contrario, después de unos minutos de conversación veo a Astrid hablar directamente con mi papá y el se cruza de brazos pero al final accede a lo que sea que ella le dijera, Oliver no se queda atrás y también le dice algo que hace que ambos se alejen un poco, antes de alejarse más se despiden de ella y los veo alejarse y a Astrid la pierdo de vista de inmediato

--¿A dónde fue?-- le pregunto a mi dragón que parecía estar mirando la puerta de mi habitación. Empieza a rascar la puerta y está se abre dejándome verla, solo había pasado un día sin verla y ya la extrañaba, el brillo de sus ojos azules era lo que más extrañaba, sus rubios cabellos recogidos en su delicada trenza me tenían hipnotizado.

¿Hay alguien ahí? --sacude su mano para llamar mi atención--

Hola Astrid, hola... --había empezado a balbucear-- no sabía que vendrías a visitarme a mi celda --trato de bromear para que no note mis nervios--

Pues, hablé con tu carcelero y llegamos a un acuerdo. --sonrie tratando de seguirme el juego--

¡Ah sí! Y se puede saber ¿Cuánto durara mi tiempo de visita? -le digo sonriendo.

Solo unos minutos, debo llevarte a la isla de los marginados hoy mismo --se tapa la cara con una mano tratando de ocultar su risa--

Oh no, la isla de los marginados no de nuevo --suelto una risa al no aguantar más y mi acercó un poco para tomarla por la cintura-- Ven aquí, te extrañe ayer --Le digo al oído--

Y yo a ti -me responde algo tímida.

--Esconde su rostro en mi hombro tratando de ocultar su rostro enrojecido, pero logro levantar su rostro para poder mirarla a los ojos--

Basta --sonrie de manera nerviosa--

--Trata de alejarse de mi pero la vuelvo a acercar, puedo ver cómo cierra sus ojos y me quedó mirándola por unos instantes, sus párpados cerrados me dejaban ver sus pestañas, me encantaba verla así, no me demore más y la besé, extrañaba tanto sus labios que me costó alejarme, no fue hasta que ya nos faltaba el aire que se acabó el beso--

El pasado no debe ser olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora