Un Consuelo Inesperado

Capítulo X Lealtades

Esa noche fue difícil para ella conciliar el sueño, su cabeza no dejaba de pensar en cada uno de los aspectos de la situación en la que se encontraba, cuando al fin pudo dormir sus pesadillas aparecieron por primera vez, se veía a sí misma traicionando a Harry y eso fue demasiado para ella. 

Cuando despertó los rayos de sol se filtraban a través de las ventanas en la enfermería, el lugar estaba tan solo como el día anterior, se sentó sobre la cama lentamente, desperezándose y lo primero que hizo fue mirar hacia la cama frente a la suya del otro lado del pasillo, estaba vacía, miró a su alrededor y no encontró a nadie más, en ese momento la enfermera salió de su oficina. 

-Ah, señorita Granger, ya despertó- dijo mientras se acercaba a su cama -Creo que la noche anterior fue más que suficiente para que recuperará energías, así que le daré oficialmente el alta, cuando esté lista puede vestirse y retirarse-. 

Hermione se dio cuenta de que su uniforme limpio y pulcramente doblado reposaba en una silla cerca de su cama -Gracias Madame Pomfrey- dijo todavía confundida mientras miraba a su alrededor. 

-El señor Malfoy despertó antes que usted, supongo que se acaba de ir, le dije que se vistiera mientras yo tomaba un par de cosas de mi oficina pero cuando salí ya no estaba- dijo la señora Pomfrey al mirar su expresión. 

Hermione se regañó a sí misma por ser tan obvia y solo asintió como respuesta, después de que la enfermera se haya ido para darle privacidad se levantó con algo de dificultad, eso de dormir por tres días y permanecer sentada uno más no dejó nada bueno en sus articulaciones, se vistió finalmente y se dirigió a la sala común de Gryffindor, cuando llegó se encontró con sus amigos bajando por las escaleras que conducían al dormitorio de los chicos. 

-Hermione- dijo Ron sorprendido al verle entrar a través del retrato -Me dirigía hacia la enfermería, creí que Madame Pomfrey te daría de alta más tarde-. 

-Lo hizo en cuanto desperté- respondió ella acercándose. 

-Me alegra que estés bien Hermione, lamento no haber regresado a verte el día de ayer- dijo Harry apenado. 

-No hay problema Harry-. 

-Es solo que no lo hice porque ocurrió algo importante -Harry miró hacia ambos lados y se acercó más a ellos -Creo que será mejor hablar sobre eso mañana en el tren-. 

Eso despertó la curiosidad en Hermione pero su expresión rápidamente cambió a una de sorpresa al recordar algo importante -Es cierto, mañana regresamos a casa- dijo con los ojos abiertos más de lo normal. 

Genial, por si no fuera poco, después de quedar inconsciente, pasar tres días en un extraño limbo compartido y darse cuenta de que había hecho un juramento con un Mortifago, de pronto recordaba que esa era precisamente la última semana de clases, el día de mañana comenzarían las vacaciones de navidad y en lugar de concentrarse en sus estudios perdió el tiempo, una vez más se lamentó internamente, parecía que las cosas sólo iba de mal en peor. 

Se despidió de sus amigos apresuradamente y subió a su habitación, después de empacar lo necesario en su baúl en tiempo récord se dirigió al gran comedor para desayunar y comenzar su último día de clases, al entrar por las grandes puertas, sintió que varios pares de ojos se posaron sobre ella por un momento y después de algunos segundos los murmullos no se hicieron esperar, Hermione no estaba acostumbrada a recibir ese tipo de atención así que bajando la cabeza y concentrando su mirada en el suelo como si fuera lo más interesante en el mundo se dirigió con paso veloz hacia la mesa de su casa y se dejó caer con pesadez. 

-Hermione- escuchó una voz frente a ella -Al fin despertaste, nos tenías a todos tan preocupados- Lavender tenía una expresión de aflicción total. A su lado Parvati Patil asentia efusivamente dándole la razón. -Pero, ¿Qué fué lo que ocurrió?, según he escuchado Malfoy también estaba ahí, ¿Acaso él te atacó?- prosiguió mientras decía en tono confidente y se inclinaba sobre la mesa hacia ella.