Capítulo VIII Despertar

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Fastidio y desesperación, eso era lo que llenaba la mente de Draco y Hermione en ese momento, ya llevaban rato entrando y saliendo de un recuerdo tras otro, era visible el mal humor de ambos, habían dejado de hablar desde que salieron del primer recuerdo de Draco y solo le dirigían la palabra al otro cuando era estrictamente necesario, el tema de la desnudez había quedado en el olvido, ambos se miraban únicamente al rostro pues a ninguno le apetecía volver a tener pensamientos incómodos.

Prácticamente habían hecho un recorrido por varias etapas en la vida de ambos, desde la niñez hasta casi la edad actual, habían visto un par de cosas interesantes y revivido momentos un tanto incómodos, pero acordaron que ninguno comentaría nada acerca de lo que presencie una vez que hayan salido de ahí y eso les ahorraría responder a preguntas molestas, también, ya habían recorrido varios recuerdos que los incluía a los dos, después de todo estaban en Hogwarts desde temprana edad, lo único curioso es que no encontraron ningún recuerdo que correspondiera al año actual, el más cercano fue de los últimos días del quinto año antes de regresar a sus casas.

Entre los recuerdos a los que habían accedido estaban por ejemplo el primer partido de Quidditch de Harry y Draco siendo parte del equipo de sus respectivas casas, su primera clase de vuelo, el año en el que Umbridge se inmiscuyo en el colegio y algunos fragmentos del torneo de los tres magos, eso último no fue muy agradable para ninguno de los dos pues revivieron el horrible momento en que Cedric Diggory regresó de la última prueba muerto con Harry a su lado anunciando que Voldemort había vuelto, definitivamente era algo que no querían recordar.

Justo ahora acababan de salir de la ocasión en la que Buckbeak lastimó a Malfoy en el brazo durante la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, fue algo refrescante para Hermione e incluso se atrevió a sonreír un poco, Draco, por otro lado, se encontraba más malhumorado que antes.

Ya estaban cansados pero todavía quedaban muchísimas burbujas a las que no habían entrado, Hermione estaba comenzando a creer que tal vez esa no era la manera de salir de ahí pero no se le ocurría ninguna otra cosa por hacer, ese espacio seguía tan oscuro y vacío como lo encontró por primera vez y eso le empezaba a aterrorizar, ¿Y si nunca salían?, ¿Y si nunca volvía a ver de nuevo a sus amigos o a su familia?, ¿Y si en realidad estaba destinada a vagar en ese limbo junto a la fastidiosa persona a su lado?.

Lo último que recordaba antes de despertar en ese lugar era el dichoso contrato mágico y eso le estaba fastidiando, debió investigar más antes de ponerlo en práctica, siempre había sido analítica, pensaba las cosas dos veces antes de actuar, se informaba como era debido antes de probar algo nuevo, pero se precipitó a hacer un encantamiento del que no tenía mucho conocimiento y todo gracias a la presión ejercida por la persona a su lado.

Fijó su mirada en él, en su expresión podía notarse la misma frustración que ella sentía y en momentos casi podía percibir el enojo en sus facciones, estaba segura que era tan confuso y desesperante para él como para ella; todo ese tiempo había estado conteniendo sus ganas de demostrar su furia hacia él, gracias a su estúpido chantaje se encontraban ahí, sin sus varitas y sin forma de salir, si lo lograban lo primero que haría sería lanzarle una maldición, pero por ahora tendría que esperar, consideraba que era mejor mantener la mente fría y centrada.

Con un profundo suspiro miró hacia adelante dispuesta a entrar en el siguiente recuerdo, recorría las burbujas analizando cuál sería mejor tocar y una captó su atención, era más grande que las que estaban a su alrededor y de forma ovalada, pero a diferencias de las otras, las líneas de su contorno temblaban constantemente, asemejándose a una de esas burbujas de jabón que intentas hacer cuando ya no te queda mucho aire en los pulmones y apenas logras crearla, era de un color azul oscuro con un brillo intenso por lo que se destacaba de entre las que le rodeaban, que si bien eran coloridas su tono era más tenue.

Un Consuelo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora