Capítulo 30

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La alarma del despertador sonó y a Jaime le atrapó dentro de un maravilloso sueño donde acariciaba un duro cuerpo masculino de marcadas abdominales. Su pene duro se rozaba contra el colchón y su movimiento constante simulando que follaba el cuerpo bajo el suyo le tenía a punto de estallar su semen. Pero el puto pitido no dejaba de sonar y poco a poco lo sacó de los brazos de Morfeo.

Apagó el despertador dándole un manotazo, abrió la luz y se sentó en la cama tratando de despejar la neblina de su cabeza. Miró la dura erección bajo el edredón y decidió que se ocuparía de ella en la ducha. Así que con paso decidido se encaminó hacia el cuarto de baño rezando para que estuviera desocupado. Si Lucas estuviera allí sería bastante vergonzoso. La noche anterior ya lo había visto en ropa interior y no estaba preocupado por eso pero disimular su erección matutina de veintitrés centímetros no era posible vistiendo solo unos estrechos calzoncillos bóxer. De hecho la cabeza de su polla asomaba por la cinturilla de la prenda. Giró la maneta lentamente y asomó la cabeza observando el vacío baño.

—Joder, menos mal —dijo y suspiró aliviado.

Tratar de mear antes de que su pequeña anaconda de un solo ojo volviera a dormirse era tarea complicada así que decidió meterse en la ducha primero para calmar a su pequeña amiga. Esta vez sí recordó cerrar la puerta que conectaba con la habitación de Lucas.

Ajustó el grifo y cuando consiguió la temperatura que le gustaba se metió bajo la cascada de agua y puso un poco de gel en su mano para utilizarlo como lubricante. Comenzó con un lento vaivén esparciendo el jabón por todo su miembro y cerró los ojos tratando de volver al sueño del que tan abruptamente había sido sacado. Ahora ese duro cuerpo estaba arrodillado a sus pies y abría la boca rogando ser alimentado por su polla. Era un cuerpo sin rostro definido, solo una fantasía para ayudarle a alcanzar antes la liberación. Imaginó que esos labios rodeaban su capullo lamiéndole suavemente casi de manera juguetona mientras él pasaba su pulgar por la parte inferior de su punta, rozando de manera agónica ese lugar tan sensible de su anatomía. Su otra mano se deslizó entre sus sus piernas acariciando sus huevos y haciéndolos rodar en su palma. Pero en su mente no era él quien lo hacía sino su misterioso acompañante. Cuando se cansó de provocarse a sí mismo imaginó como esa boca lentamente lo engullía hasta la base de su polla y comenzó a acariciarse más rápido. Su respiración se aceleró al compás de sus caricias, cada vez más rápidas sintiendo como la presión en sus bolas comenzaba a formarse indicándole que el clímax se acercaba. Imaginó que su mano agarraba por el pelo al chico arrodillado. Justo en el momento previo a la eyaculación la persona a sus pies abrió sus ojos azules y lo miró fijamente. Mientras eyaculaba sobre los caros azulejos de esa ducha pudo ver como ese cuerpo y ese rostro indefinido de mirada azul se convertían en Lucas.

—Joder —gritó al correrse dándose cuenta que acababa de tener una fantasía sexual con cierto rubio que poco a poco estaba poniendo su mundo del revés.

***

Lucas estaba en la cocina sentado a la mesa con su desayuno delante, había vuelto de su carrera matutina y ya se había duchado. Por suerte, todavía no se había cruzado con Jaime, esperaba que su rutina madrugadora le ayudara a escapar de casa antes de que el moreno bajara del piso superior. Sabía que a estas alturas habría leído ya su tuit de Cyrano puesto que había recibido la notificación cuando Gisela le había dado a me gusta y si la chica lo había leído era más que probable que se lo hubiera contado a Jaime. Así que ahora estaba nervioso sin saber muy bien que esperar. No tenía ni idea de la reacción del chico al leerlo ni de cómo se comportaría con él hoy. Su relación había mejorado mucho en los últimos días y solo rezaba para no perder esa mejoría con su loca idea de tratar de seducir a Jaime y hacerle ver que si estaba enamorado de su imagen virtual también lo estaba de su imagen real puesto que no podías separar ambas. Él era las dos.

Condenados a Entenderse | Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora