Capítulo 31

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***Nota de la autora: Antes de leeros el capítulo os recomiendo, para quien no lo conozca, que lea el mito griego de Orfeo y Eurídice.

La conversación durante el desayuno no era exactamente lo que Lucas había esperado. Jaime no había hecho ni una referencia al tuit y no había habido confrontación sino todo lo contrario, habían creado un momento de compañerismo y hermandad entre ellos. El único instante en el que Jaime se había mostrado enfadado había sido al ver sus marcas en la cara. El hecho de que el moreno le hubiera pedido perdón por darle aquel furioso beso solo había sido superado por la mirada que puso cuando le había confesado que para él había sido maravilloso. La confusión en sus ojos era algo que cada vez estaba consiguiendo más veces. Poco a poco estaba rompiendo aquella maldita coraza y sabía que finalmente Jaime admitiría la verdad, que sentían el uno por el otro exactamente lo mismo. Ese pensamiento puso una sonrisa sincera en su rostro aunque le duró poco ya que Bibiana le estaba esperando en la puerta del instituto para hacer su entrada juntos de la mano como cada mañana.

-Hola cielo -le saludó ella mientras le daba un breve beso en los labios.

-Hola Bi -dijo disimulando sus verdaderos sentimientos y poniendo la falsa cara de felicidad que cada día usaba al encontrarse con ella.

Entrelazando sus manos entraron en el recinto y se dirigieron hacia las taquillas. Aquello parecía algún tipo de ritual; encontrarse en la puerta, breve beso, entrar cogidos de la mano y escuchar el parloteo de la chica mientras él asentía con la cabeza sin saber que estaba diciendo en realidad. A ella tampoco le importaba ser escuchada solo quería que todos vieran lo felices que eran como pareja.

-He llegado a tres mil quinientos seguidores en Instagram ¿Te lo puedes creer? A principios de curso tenía solo trescientos y fíjate ahora -Bibi le iba diciendo mientras gesticulaba con la mano libre e iba devolviendo el saludo a todos lo que los saludaban, que eran prácticamente todos los alumnos.

La sonrisa en su cara irradiaba una felicidad de la que por desgracia Lucas no podía contagiarse. De eso se trataba todo, que el resto del mundo viera la pareja perfecta que juntos hacían y de que ella cada vez fuera más popular. Que la rubia platino le dijera cada día el número de seguidores en todas las redes sociales que tenía también era parte de la rutina matinal.

-El TikTok que hice ayer sobre ti ha superado las cuatro mil visitas y los comentarios son para morirse, la mayoría son de perras envidiosas que no tienen la suerte de estar con el chico más guapo de todos. -Bi se vanagloriaba como si el mérito de la subida de seguidores fuera gracias a ella.

Cuando llegaron a las taquillas se pararon para darse el beso tórrido de rigor donde ella dejaba bien claro a todas "esas perras" a quien le pertenecía Lucas. Como si él solo fuera un trofeo que enseñar y recibir elogios por ello. Siempre había escuchado la expresión "mujer florero" para referirse a mujeres que eran utilizadas por sus parejas como objeto de decoración pero esa expresión se adaptaba a él perfectamente. Su papel en aquella relación era asentir, sonreír, escuchar y devolver los besos que ella iniciaba. Con esas pequeñas acciones por parte de él, Bibi ya era la chica más feliz del mundo y conseguía el objetivo que desde que entrara en el instituto se había marcado. Él por su parte mantenía su tapadera. Era un ganar-ganar para ambos.

Y precisamente era eso lo que estaba haciendo cuando con su visión periférica captó a una persona que reconocería entre miles. Jaime iba andando enfrascado en una conversación con Gisela hasta la taquilla de la chica donde se pararon. Verlo allí al final del pasillo hizo que su corazón saltara un latido y su sonrisa por primera vez desde que llegara al instituto fuera amplia y sincera cosa que al parecer despistó a Bibiana ya que lo que ella le dijo no tenía ningún sentido para él.

Condenados a Entenderse | Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora