- Ella viene de un lugar distinto al igual que sus acompañantes, dadles tiempo para conocer las costumbres e historias de nuestro pueblo - Dijo el vidente al levantarse de la silla en la que posteriormente estaba sentado - Creedme, al final, todo merecerá la pena.
De nuevo, otro silencio envolvió la sala por la entrada del grupo de jóvenes. Los príncipes se dirigieron a los asientos que siempre ocupaban, y Ivar se despidió con un apretón en la mano de Danae, haciendo que está sonriera levemente.
Al final, todos volvieron a fijarse y a impresionarse con la belleza y físico de la muchacha, pero ella solo miraba con curiosidad y con la cabeza levemente torcida al señor encapuchado. Causando ternura a los allí presentes.
Tímida y jugando con sus manos delante de ella, se acercó a él.
- Lo siento, señor - Dijo sorprendiendo a todos - No debí haberme ido de esa manera - Comentó en un susurro.
Allí todos se pudieron dar cuenta de la bondad que poseía la princesa, haciendo cada vez más notoria la verdad del asunto.
- Vas a hacer grandes cosas, pequeña - Dijo dándole una ligera sonrisa - Nunca dudes de ti, pues tú eres la clave para todos los problemas venideros, y la luz que nos guiará a todos en la oscuridad - Siguió diciendo mientras cogía su mano - Ten, esto es para ti - A continuación, se quitó un collar de piedras preciosas de su cuello, y lo puso en la mano de Danae. Ella le miró sorprendida - Buenas noches a todos - Terminó, yéndose sin mirar atrás.
Danae levanto la vista del collar y la dirigió a sus amigas, las cuales se encontraban maravilladas por el colgante. Luego, miró a Ivar y le dirigió una de sus mejores sonrisas, provocando que todos abrieran los ojos de la impresión al ver como el otro se la devolvía. Era raro ver a su joven príncipe sonreír, y menos de esa manera tan bondadosa; pues normalmente era todo lo contrario.
- ¿Tata? - Entró frotándose los ojitos Axe con su improvisado pijama, el cual consistía en la sudadera que el hermano de Janne le había dado a Danae y unos pantalones de lana dados por los sirvientes - ¿Qué haces? - Preguntó sin darle importancia al hecho de que estaba rodeado de más gente.
- Nos vamos ya a dormir, peque - Respondió, para después dirigir una sonrisa al rey Ragnar, el cual ya le estaba sonriendo - Buenas noches - Dijo, y rápidamente se fue con sus amigas y hermano detrás de ella hacia la habitación.
Cuando entraron a la habitación, todas se pusieron su respectiva ropa de dormir. La de las tres consistía en una camisola de colores claros con cordones al frente, frunciendo así sus pechos. Haciendo buen uso de la enorme cama, pues todos entraban en ella, se durmieron al instante. Axe acurrucado al lado de su hermana, y Agda y Janne acurrucadas juntas.
En el gran salón, la fiesta continuaba, aunque ya iba quedando menos gente. Pues la acción de esa noche dejó agotados a la mayoría.
- ¿Y bien? - Dijo Ragnar con una mirada y sonrisa pícara hacia su hijo pequeño, el cual no había dejado de tener una pequeña sonrisa en la cara desde que entraron - ¿Qué habéis hecho? - Preguntó provocando las miradas cómplices de los hermanos, salvo de Ivar, que se encontraba demasiado ensimismado.
- Estaba llorando, y aquí nuestro hermanito ha sido el único en hacerla reír. Jamás le había visto así. A Ivar, digo - Contesta Bjorn mientras que sus hermanos asentían con sonrisas pícaras. Ivar se puso un poco colorado al darse cuenta de que todos le dirigían miradas.
- ¿Cómo está ella? - Preguntó Aslaug - ¿Lloraba mucho? - Insistió preocupada, haciendo que Ivar frunciera el ceño y asintiera con pesar.
- Sí, madre - Dijo - La afirmación del vidente le afectó bastante, aunque no parecía creerle del todo - Admitió.
- Él nos dijo que tenía que aprender las historias de nuestro pueblo. No creo que ella conozca mucho a nuestros dioses, hijo - Confirmó Ragnar - Pero ahí estarás tú para contarle las leyendas - Dijo con una sonrisa.
La celebración continuó durante unos minutos más, hasta que el rey decidió que ya iba siendo hora de terminarla. Cuando esto ocurrió, todos se dirigieron a sus aposentos con miles de cosas en la cabeza.
Ivar seguía sin poderse creer del todo la suerte que tenía al ser capaz de pasar tiempo con Danae; sus hermanos, aunque algo celosos, estaban felices por él, al igual que toda la familia.
Floki, el mayor creyente de los dioses en el pueblo, se había perdido la celebración ese día, y Ragnar podía asegurar que mañana se arrepentiría de haberlo hecho en cuanto se enterara de todo.
A la fiesta, habían asistido además de guerreros del rey Ragnar, guerreros de otros reinos junto con sus respectivos reyes y príncipes, los cuales habían quedado encantados con los acontecimientos de ese día. Aunque ellos claro esta, no estaban tan contentos como los pueblerinos de que semejante criatura estuviese destinada a estar con Ivar. Algo que intentarían parar con todas sus fuerzas.
Pero como bien dictaba la profecía, ella y él debían y estarían juntos, tal y como mandaban los dioses. Y tarde o temprano, terminaría siendo así.
En una de las habitaciones, un joven príncipe se encontraba acostado mirando al techo pensando en su princesa; mientras que en otra de ellas, una joven muchacha se encontraba en el quinto sueño, sin saber la de cosas que se le vendrían encima. Para bien y para mal.
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ATEMPORAL | Ivar the Boneless |
FanfictionCuando dos eras completamente diferentes se convierten en una sola, con personas que estaban destinadas a conocerse a pesar del tiempo. Un viaje lo puede cambiar todo; toda una vida. Puede traer felicidad a vidas ajenas, amor a personas repletas de...