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Se encontraban las chicas y Axe en una habitación a la que les habían llevado después de haber recibido cada uno su merecido baño. Estaban todos sentados en un silencio cómodo y reflexivo.

- Tata, ¿me cantas una canción? - Preguntó Axe bostezando.

Se les había ido tanto el tiempo que recién las chicas se dieron cuenta que estaba ya anocheciendo y que ya era hora para Axe de ir a dormir. 

Danae cogió a Axe y lo llevó hasta la enorme cama que había en la estancia, lo arrulló con todas las sábanas, y mientras le acariciaba el pelo empezó a cantar la canción que su madre solía cantarle todas las noches. 

Mientras, en la estancia principal, las celebraciones continuaban, aunque todavía el ambiente de extrañeza e impresión seguía impregnado en el ambiente. De repente, la puerta se abrió como si un torrente de aire hubiese aparecido y por ella entró el vidente de la aldea, el cual cabe recalcar, nunca salía de su choza. Todas las cabezas se giraron hacia él mientras que la población se preguntaba qué pasaría a continuación en esa noche llena de sorpresas e infortunios. 

- ¿Va todo bien, señor? - Preguntó Ragnar levantándose de su silla extraño. Se acercó a él, y antes de poder volver a preguntar, habló.

- ¿Dónde están las viajeras? - Preguntó, dejando en silencio absoluto la estancia. Al no obtener respuesta, volvió a insistir - ¿Dónde está la hija de...

Risas se empezaron a escuchar y por la puerta que dividía la estancia del resto de casas aparecieron Janne y Agda, sonriendo y riendo entre ellas. Cuando se dieron cuenta que el jaleo que escuchaban antes ahora era inexistente, fue cuando se fijaron en la situación frente a ellas. 

Un hombre, con la boca rajada y la cara deforme, se encontraba frente a ellas mirándolas fijamente. Agda, siendo la valiente del grupo, se escondió un poco detrás de Janne, mientras que esta se encontraba en shock como para siquiera intentarlo. 

- ¿Dónde está ella? - Preguntó de nuevo el vidente, dirigiéndose a las chicas. 

Janne tragó saliva y respondió. 

- ¿Ella...? ¿Quién...? - Dijo sin poder formar una frase completa - Ay, qué miedo - Dijo apretando fuerte la mano de Agda. 

Lagertha al ver la situación en la que se encontraban las chicas, les indicó con la cabeza que fuesen a su lado, y ellas sin rechistar y un tanto despavoridas, fueron a su encuentro. 

- ¿Hablas de Danae? - Preguntó Ragnar con extrañeza - ¿Qué pasa con ella? - Dijo receloso, pues no quería que le pasase nada a la chica destinada para su hijo pequeño. 

- Sí, ella. ¿Dónde se encuentra? - Preguntó mirando hacia todos lados, buscando una respuesta. 

Ragnar se giró hacia las chicas para que respondieran la pregunta, y esta vez la que decidió responder fue Agda. 

- Está durmiendo a Axe, señor. Su hermano - Dijo, al darse cuenta de que él no sabía quién era Axe. 

- Quiero verla - Exigió, pero al darse cuenta de su error lo suavizó - Es un asunto de los dioses. 

Todo el hall quedó en silencio después de eso. Sin saber qué decir ni qué pensar, Ragnar miró a Aslaug asintiendo su cabeza hacia ella. Ella, entendiendo lo que quería, se puso de pie y se dirigió con paso rápido a la habitación de sus huéspedes. 

Al entrar, se encontró una escena que le ablandó el corazón. Axe durmiendo en la cama y a su hermana con su cabeza apoyada en su pequeño pecho. Con todo el dolor de su corazón, empezó a sacudirla.

Danae abrió los ojos y se sentó mientras se frotaba un poco los ojos. 

- ¿He dormido mucho? - Preguntó al ver a Aslaug mirarle con el ceño fruncido. Esta le regalo una sonrisa tensa tranquilizándola. 

- No, querida. Muy poco de hecho, pero hay alguien que quiere verte - Dijo en voz baja para no despertar al pequeño.

- ¿A mí? - Preguntó extraña mientras se levantaba y se acomodaba sus ropajes. 

- Sí - Dijo simple - Recuérdame que encargue ropa de vuestra medida, esta os queda un poco estrecha. 

Danae se sonrojó, pues sabía que lo decía porque de la zona del pecho y la cadera le quedaba más estrecho de lo normal, haciéndola sentir un poco incómoda. 

El vestido que llevaba era un poco estrecho pero por la diferencia de talla. Era de una tela suave y cómoda, de color azul cielo, haciendo resaltar sus ojos claros y su oscuro pelo. Estaba bellísima a ojos de todos. 

Cuando entraron al hall, todos los ojos cayeron en ella, haciéndola fruncir el ceño. Agda y Janne, las cuales seguían al lado de Lagertha, se dirigieron a paso rápido a su lado sintiéndose mejor. 

- ¿Qué pasa? - Les preguntó susurrando. 

- Te buscan - Dijo Janne - ¿Me explicas por qué te buscan? ¿Aquí? - Preguntó con los ojos abiertos como platos. Danae simplemente se encogió de hombros. 

Ellas seguían en su mundo, cuando oyeron un carraspeo, miraron hacia delante dándose cuenta que provenía de Ragnar solo con ver la divertida mirada que les estaba dirigiendo. 

- Ven aquí, pequeña - Dijo estirando su brazo hacia Danae. Esta, indecisa se acercó, poniéndose justo delante del hombre desconocido, el cual la veía como si fuese la reliquia más grande del universo. Se arrodilló ante ella ante la estupefacción de todos, incluida la de la propia Danae. 

- Bienvenida, viajera e hija de Freya - Dijo alegre - Eres incluso más bella que tu madre.  


ATEMPORAL | Ivar the Boneless |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora