El tiempo en casa pasa demasiado largo para ser fin de semana, pero con Ryan las cosas tienden a tomar otro sabor. Si contara las veces en las que se comporta como un idiota comparado con las que me ha salvado de muchas en casa, diría que son inexactas, casi incontables, pero es mi mejor amigo.
—Diría que tienes un trébol de 7 —Alzó una ceja, tratando de encontrar algo en mí y achinó los ojos—. Sí, trébol de 7.
—Yo creo que es... —tiré la carta en la cama—, error.
—Eres de lo peor —Me gruñó.
—Sí, ahora paga —Tiró un billete de diez y yo lo cogí, victoriosa—. Ven con mamá.
—No es justo que yo esté con dinero y tú con dulces de gomita.
—¿No eran las tus preferidas? —Negó—. Sabes que mi papá es un tacaño, pero descuida, trabajaré martes y jueves —Comenté con simpleza y él arqueó las cejas—. ¿Qué?
—¿Dónde trabajarás?
—En un cine —Soltó un bufido. Otro igual—. Oye, sé que no es sitio majestuoso, pero quiero hacerlo.
—¿Cómo lograste el permiso? —Me pilló con la pregunta.
Desvié la mirada al instante. No fue difícil, pero no fue el papel más honesto en mi vida. Había falsificado algunos, como certificados de notas o cartas que enviaba la profesora por mi incumplimiento al horario, pero el permiso fue un poco complejo. El día viernes como siempre, mamá llegó borracha, apestando a la misma mierda que Herian y para mí suerte llegó feliz. Nunca me dice "cariño" porque aquello nunca lo recibí y a cambio le pedí que firmara un simple papel, accedió de inmediato. Papá fue lo más difícil, le dije toda la verdad y accedió a grandes suplicas. Nunca me sentí tan honesta en la vida con él y que el accediera, me dejó en paz.
—De papá sí y de mamá también, no en su mejor estado, pero qué más da si siempre la veo así de muerta —Murmuro apenada—. Casi ida.
—Por lo menos la tuya tiene mejor humor.
—Error tiene un carácter de mierda, pero ahora lo contrala con no sé qué —Pensé—. De seguro está tomando pastillas para algo.
—Igual que tú... —Soltó y tragué saliva. Cruzamos miradas y me negué—. No deberías tomar tan seguidas esas cosas, te harán daño. Puedes quedar como...
—Como... —Entrecerré los ojos y él desvió la mirada. Pensé por unos segundos y logré entenderlo, las venidas después de dos semanas de haberlo llamado un montón de veces ese mismo día viernes para jugar a las damas chinas. Todo comienza a encajar como rompecabezas—. ¡¿Cómo una adicta quieres decir?!
—¡Yo no dijes eso! —Espetó en el mismo volumen que yo.
—¡Pero lo pensaste! ¡Todos los piensas! —La semana en que explotó aquello, ya nadie me hace indiferente en los pasillos, todos me conocían, cada parte de lo que preferí ocultar, lo conoce de forma errónea—. Tú, el chico que considero mi hermano, me ve de esa forma.
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Extraña complicidad
Mystery / ThrillerEl destino tiene una recompensa muy costosa y a veces para llegar a obtenerlo, se debe pagar un precio bastante grande. Leyna, nunca imaginó que, al encontrarse con ese chico en el ático, dispuesto a quitarse la vida, la condenó a un año en que las...