Al siguiente día, mi primera clase no fue algo particular y desmedido, más bien tranquilo y sereno. Historia era de lo peor, pero eso me daba cierto tiempo para descansar y despejar mi mente, pues era la única en que el profesor hablaba y hablaba todo el tiempo.
Abrí mi mochila para ver si había traído gomitas, porque las adoraba. Rebusqué entre el fondo y saqué un pequeño paquete de ellas. No era adicta al azúcar, pero estas cosas eran mi perdición. Lleve una mi boca y el sabor a naranja se sintió en mi paladar. Bendito sea el que las creo.
—Sigue así y no vivirás para contarlo —Quedé a medio masticar.
Me giré a verlo para contraatacar. Ya me era suficiente por toda esta semana tener que oírle, pisar y vivir en casi el mismo entorno que yo.
—¿No tienes a alguien más con quien divertirte? —La reproché apenas dejé de masticar.
—La verdad es que no —Sonrió de forma arrogante, sin vislumbrar que le divierte fastidiar a una persona como yo.
—Este año se está volviendo en el peor que he tenido y tu esfuerzo está dando frutos.
—Apenas me he esforzado.
—Claro —Ironicé—. ¿Y molestar a las demás personas que aman la soledad no es lo suficiente?
—La soledad no es buena, Leyna. Te lo garantizo.
—¿Y quién lo dice? Un chico que se iba tirar desde el último piso.
—La primera vista pueda ser muy engañosa y tú eres una ingenua.
Se encogió de hombros.
—¡Oh! Vaya visión, Einstein —Mis humos estaban por subiendo fuerte, soy una persona poco tolerable—. ¡Eres un fastidioso que ni siquiera sé su nombre y se cree capaz decírmelo todo! ¡Hago lo que se me dé en gana y pienso también lo que quiero!
Golpeé la mesa con mi puño.
—¡Leyna, cállate! —Me hizo callar el profesor, ese que dicen que es sordo. Patrañas—. ¡O iras a inspectoría! —El salón se volvió a mí y eso hizo hundirme más en mi silla. Detesto cuando todo el mundo hace eso. —Cómo iba diciendo la jerarquía de nuestro colegio es... —Y el profesor siguió hablando sobre la ética de nuestro colegio.
Me giré lenta, como si no tratara de degollarlo, porque gracias a él, estos últimos días me han llamado la atención más de lo que algún mes entero.
—Por los próximos minutos lo que menos necesito es escuchar tu bendita voz —Le di a entender con los dientes apretados—. Como te lo dije, no necesito consejos tuyos.
—¡Mm!, aja —Sentenció como si nada mientras jugaba con la tapa de su lápiz en sus labios—¿Qué decías?
—¡Agh! —Gruñí, es insufrible.
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Extraña complicidad
Mystery / ThrillerEl destino tiene una recompensa muy costosa y a veces para llegar a obtenerlo, se debe pagar un precio bastante grande. Leyna, nunca imaginó que, al encontrarse con ese chico en el ático, dispuesto a quitarse la vida, la condenó a un año en que las...