CAPITULO I

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*HYUN JOONG*

«Duele»

Detengo la melodía de mi guitarra y miré a mis dedos enrojecidos de presionar por tantas horas a las cuerdas. Mis muñecas dolían y me di cuenta que ya debía descansar por un rato. Dejé la guitarra a un lado y releí los versos de la canción en la que actualmente trabajo para mi próximo álbum. Puse los ojos en blanco, solté el lápiz sobre la mesa y grité de la frustración.

—¡Menuda basura!

Hice una bola con el papel y la lancé al suelo; una más en la familia de horrores que salen de mi cabeza.

¿Por qué no se me ocurre nada que se le pueda considerar arte? ¿Una semana de encierro en mi casa no me era suficiente para escribir un poco de poesía? Ahora que yo mismo producía mi música no me era difícil parar por un tiempo la grabación hasta volver a tener inspiración, pero esto ya era el colmo. No tenía ningún sentido seguir torturándome de esta manera y era obvio que no me saldría nada brillante aquella noche.

Me levanté de mi escritorio y al dar un paso choqué con una botella de soju, junto a ella unas cinco más que cayeron como si de bolos se tratara y varios tazones de Ramen instantáneo. Las dejé así mismo y pasé de mi estudio a la sala para ver el espacio tan grande, solitario y sin nada de vida. Durante esta semana no salí del estudio a nada y ahora veo las consecuencias en mi casa y en mi aspecto. La siento tan vacía y aunque me guste la soledad, este silencio me abruma y no me gusta. Veo en el espejo el reflejo de lo que era antes un artista de reconocimiento internacional: las oscurecidas ojeras, el cabello todo revuelto, con el bigote totalmente marcado e incluso me noto más delgado. Esa imagen provocó un suspiro en mí. Debería acostumbrarme a verme así.

—¡Matic! ¡Art! —Llamé a mis perros y no recibí respuesta— ¡Matic! —Repetí y me preocupé.

Corrí a sus casitas en el patio y las vi vacías. Mis perros son lo único que me queda y no puedo creer que también los haya perdido. Esto nunca me había ocurrido y ellos jamás salieron de casa; no había forma de hacerlo por la seguridad. Entonces, ¿cómo?

Volví a entrar y agarré mi teléfono para llamar a mi hermano, tal vez se los pudo haber llevado cuando avisé de que estaría aislado por un tiempo indeterminado.

¡Tío! —Sonreí al escuchar la voz alegre de mi sobrino coger el teléfono

—Da On, ¿qué haces desierto a estas horas?

Jugando con papá y Matic —Suspiré del alivio

No me había equivocado

—¿Con Matic? ¿Y Art?

Ya fue a dormir. Sabes que es muy perezosa -Asentí sabiendo que no me podía ver

¿Hyun Joong? —Ahora sonó la voz grave de mi hermano— ¿Pasa algo?

—No. Solo llamé para preguntar si te habías llevado a mis hijitos y Da On ya me contó que estás con ellos

Tú me dijiste que los cuidara por ti, ¿se te olvidó? —Fruncí el ceño ante lo que dijo y agarré un puñado de mi cabello.

Se lo dije. Sí, lo hice.

—Ya, no sé dónde tenía la cabeza -Resoplé- Una semana me afectó más de lo que pensaba

¿Todo está bien de verdad? —Preguntó preocupado y me respondí internamente: «No, no estoy bien. No puedo componer ni una buena canción, se me olvidaron mis perros y me siento más solo que de costumbre»

—No soy tu hijo, hyung. ¿Por qué te preocupas por mí? —Fue mi respuesta a modo de burla y lo oí suspirar

No veas las noticias, ¿sí?

¡Salud, Saengie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora