CAPITULO VIII

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*HYUNG JUN*
No podía esperar a que Min regresara de Japón así que, fui hacia allá. Después de dos horas de viaje llegué al apartamento donde se queda. No estaba, por lo que decidí hacer unas cuantas compras para matar el tiempo. Al regresar todavía no llegaba y ya comencé a preocuparme. Y me senté en el quicio de la puerta a esperarlo.

No deja de inquietarme su reacción. ¿Se molestará, se pondrá feliz o... qué sé yo?

Los nervios comienzan a apoderarse de mí. Imágenes de lo que puede suceder empiezan a pasar por mi cabeza como una película.

Escenario número uno: No se lo toma bien. Desaparece y tendré que criar solo a mi bebé. Años después él se arrepentirá por haberme dejado y yo me haré el difícil y es muy probable que no lo perdone.

Escenario número dos: No se lo toma bien. Se enoja tanto que sin querer me da un empujón y pierdo a mi bebé. Yo no se lo perdono y nos separamos.

Escenario número tres: No se lo toma bien. Me dice que no quiere ser padre y yo destrozado voy a una clínica.

Escenario número...

-¿Bebé? -Escuché su voz- ¿Qué haces aquí?

Levanté la cabeza localizando de dónde salió y lo veo en medio del pasillo con los ojos bien abiertos y me dan ganas de llorar. Maldita sensibilidad.

-Minnie... -Sollozo

Corre hacia mí y me da un fuerte abrazo. Por el momento me calmo en sus brazos, aunque no dejo de llorar y de hipear.

-¿Qué pasa? -Acaricia mi cabello y me alejo antes de llenar su camisa de mocos. Se pondría loco si eso sucede- ¿Por qué lloras?

-No me dejes, Minnie

-Nunca, bebé. Nunca -me asegura- Si me costó tanto tiempo decirte la verdad, entonces ni loco me alejaría de ti

-¿Lo dices en serio? -Pregunté limpiando mis lagrimones y él besa mi frente

-Claro, Kim Hyung Jun

Entramos a su apartamento y como siempre, el salón impecable, no sería lo mismo en su habitación. Dejo la bolsa de compras en el suelo y lo sigo a la cocina.

-¿Me extrañaste mucho? -comienza muy sonriente

-En tus sueños -Bromeé y le saqué la lengua

-Yo tampoco te extrañé -Refunfuñé, pero luego sonreí- No han pasado ni cinco minutos desde que me viste y ya estás sonriendo. Sí me echaste de menos. Reconócelo, me amas

-Ni loco -Me puse serio- ¿Por qué no llegabas? Te esperé por mucho tiempo

-Ay, mi bebé celoso -se burla- Estaba en una entrevista... ¿Quieres una copa de vino?

-¡No! -Se sorprende- Mejor un jugo

-Solo tengo de zanahoria -Le miré con mala cara. Sabe que no me gustan las zanahorias- Vamos a celebrar que estás aquí, ¿por qué no quieres vino?

-No, de verdad.

-¿Cerveza? -Lo miré horrorizado y negué con la cabeza, a lo que él frunció el ceño- ¿Qué diablos te pasa?

«Muchas cosas»

-Ahora te lo cuento. Primero dame agua que tengo sed

No entendió por supuesto. Agarró un vaso al que le echó agua con varios cubitos de hielo y en su otra mano había una cerveza. Vamos al sofá donde hace que mis piernas queden encima de sus muslos y comienza seriamente.

¡Salud, Saengie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora