CAPITULO XIII

115 15 20
                                    

*JUNG MIN*
¿Jun de verdad no me va a llamar?

¿Está esperando que yo lo haga?

Nah, eso nunca.

Me siento regañado porque nadie me entiende. Hyun siempre cumple con sus responsabilidades y lleva todo tras sus espaldas, puesto que se adaptó a ello desde que éramos compañeros de grupo y por eso entiendo que se tome bien esto de ser padre de repente ¡Y de tres, Santo Dios!, pero a los demás no lo puedo entender. No ocurría lo mismo con Jun y Saeng. Mi punto de vista era distinto. Ok, acepto que es una responsabilidad mía y que debimos habernos cuidado mejor, pero ¿a quién se le ocurre ser feliz complicándose la vida?

La opción políticamente más aceptada era la de asumir mi papel y estar junto a Jun en las buenas y en las malas, como si estuviéramos casados.

La segunda opción era apoyar económicamente a Jun para no quedar como un verdadero imbécil y era la más viable en mi caso. Podría seguir con mi vida y cumplir cuantas fantasías se me ocurran y también significaba perderlo completamente a él.

Puedo olvidarlo y salir con quien quiera, ¿verdad? Por supuesto que sí.

Entonces, Park Jung Min, ¿me puedes explicar qué rayos haces frente a su apartamento?

Toqué varias veces el timbre de su casa. Abrió y se sorprendió al verme ahí. Sin preocuparme lo que pudiera suceder lo tomé de las mejillas y lo besé. Él rodeó con sus brazos mi cuello y me correspondió casi instantáneamente. Y profundicé aquel beso, recordando el sabor de sus labios. No se sentiría igual si no fuera con Jun.

—¿Por qué estás aquí? —Decía entre jadeos

Dimos un par de pasos vacilantes por su salón hasta que él me empujó para caer en el sofá y se sube encima de mí a intentar subir mi camiseta. Podía adivinar sus intenciones, pero lo detuve.

—No vine para eso

—¿Para qué más vendrías? —Bajo la mirada a sus labios y me obligo a pensar en otra cosa

—¿Podemos hablar? —Frunce el ceño— Solo unos minutos. Después me voy, lo prometo

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros —Chasqueó la lengua y se colocó a mi lado peinando con sus manos a su cabello alborotado

—Te recuerdo que eras tú el que no quería un nosotros. Así que no entiendo por qué estás aquí y tampoco de qué quieres hablar

—Yo tampoco sé qué hago aquí

—Wow, qué claro lo tienes —Añadió con hostilidad

—Jun, por favor, solo escúchame, ¿sí?

—Mientras más rápido, mejor —No sé por qué sentía que estaba discutiendo contra mí mismo.

¿Por qué ahora eres tan duro, Jun?

—Sé por qué te molestaste —Me apresuré a decir— Lo entiendo perfectamente. Crees que voy a ser un problema, que no asumiré las circunstancias, pero puedo mejorar. Aprendo despacio, pero aprendo bien —Su cara de sorprendido no se le quitó por un buen rato

—¿Qué estás queriendo decir? ¿Que tu actitud será diferente?

—No… sé —Resopló

—Déjame ver si entiendo. Dices que que has entendido la situación, pero no sabes qué hacer para cambiar. ¿Es así?

—De la manera en que lo dices…

—Ni tú mismo te entiendes —Concluyó

—Jun… —Me acerqué a él— De verdad que lo he entendido. De verdad. Iremos poco a poco. Tú marcas el ritmo si así deseas, ¿vale?

¡Salud, Saengie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora