CAPITULO XXIII

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-MESES DESPUES-
*HYUN JOONG*
La noche de la despedida fue un caos en casa. Habían quedado en recogerlo a las nueve y él no quería ir. No podía esconderlo y lo comprendía, le dolía el cuerpo entero, había dormido muy poco anoche debido a que los niños no dejaron de moverse, pero hacía mucho tiempo que no salía de casa haciendo reposo y quería que se aireara y socializara, ya que lleva un tiempo ansioso y nervioso creyendo que los bebés van a nacer dentro de muy poco.

Además de la presión por Jun, Saengie no encontraba nada que ponerse. La habitación quedó sepultada por un montón de prendas mías, de las más anchas, que intenté recoger mientras él seguía revolviendo cajones, hasta que desistí y Art, Matic, un bote de helado y yo nos fuimos al salón a escuchar un disco instrumental de guitarra. Estaba agobiado.

Finalmente salió quejándose de que no le gustaban los pantalones que llevaba, pero… cómo estaba. Me tenía mareado.

—¿No quieres que vaya contigo? —Pregunté para limpiar mi cabecita

—No, qué va. Todo va a ser muy tranquilo con Jun y voy a regresar rápido —Suena el claxon que avisaba que ya llegaron para recogerlo

—Diviértete tanto cómo puedas, ¿sí?

—No sé cómo podré —Me besa y acaricia la cabeza de Art— Hasta luego

Cerró la puerta y miré a Matic que miraba a Art con ojitos de enamorado.

—¿Tampoco quieren que los acompañe?

Y nada… regresó en menos de dos horas y me contó lo que pasó afortunadamente, con mucha emoción.

Dos semanas después fue la despedida de Min. Y pasaron cosas muy raras.

No sé por qué todos temían que yo formara el apocalipsis si lo único que hice fue reservar mi negocio de comida para él y todos los que quisiera invitar. Sabía que a Min le hacía ilusión y éramos pocos, así que pensé que unas buenas botellas y comida nos haría echar unas risas por un buen rato. Young Joong que es chef, se encargó de cocinar junto a los cocineros, pero luego del postre, el hermano mayor de Min se empecinó en alquilar un reservado en una discoteca. Junto a Ki y Kyu intenté explicarle que Min no quería mucha locura antes de su boda, pero no nos hicieron caso.

La discoteca a la que fuimos era de esas de las que están de moda. Entre sus amigos más cercanos que somos nosotros estaba también la pandilla desatada que había invitado su hermano que, de ahí, no conocía ni a tres. Y es muy probable que el ego suyo esté en el noveno cielo por encima de Min.

Su hermano quería que Min se pusiera salvaje con toda la música por la bebida, y al parecer no sabía que Min no es de lo que bebe y se vuelve loco, él es de los que no lo asimilan bien y caen rendidos antes de lo normal. Sale barato invitarlo a beber. Pero aun así, pedimos más botellas y una ronda de cocteles.

La música era atronadora y con el olor del sudor, pronto sentí la necesidad de salir a por aire fresco. Kyu se ofreció a acompañarme, pero le dije que volvía enseguida. Y afuera estaban fumando. Le escribí a Saengie y me respondió que estaba bien y me esperaba para dormir.

Cuando entré de nuevo, el ambiente de la discoteca estaba mucho más animado; no cabía más nadie entre tantos cuerpos. Subía al reservado cuando escuché una voz gritar mi nombre. Creí que alguien me había identificado, así que seguí de largo, pero volvieron a gritarme. Me giré y vi a una chica con el pelo rubio y verde saludarme con la mano. No la conocía de nada, pero señaló a su lado, donde identifiqué una melena mitad negra mitad violeta que ya me iba sonando un poco más. Me costó un par de minutos llegar hasta donde estaban. Eran cinco chicas, que robaban las miradas de varios hombres y entre ellas, Seo Hyun. ¿Cómo era posible? Aquel no era el tipo de local que elegiría ella.

¡Salud, Saengie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora