CAPITULO V

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*HYUN JOONG*
Vomité por tercera vez. Recuerdo haber pasado minutos obligándome a fijar la vista en un punto concreto tratando de espabilarme. Era medianoche cuando creí que me iba a morir, que me había matado por culpa del alcohol como Amy Winehouse.

Sentado en el suelo del baño me daba golpes en la cabeza cada vez que recordaba su nombre. Supongo que eso ayudó a espabilarme un poco. Al menos se me pasó la sensación de estar apagándome dentro de mí mismo. Todo oscuridad, borroso. Era la peor borrachera que había cogido en la vida, sin duda alguna.

Escucho los ladridos de Matic y seguido, Art se le une y sentí que mi cabeza iba a explotar. Le ladraban a mi teléfono que sonaba a esta hora encima de mi cama. Lo dejé canturrear "Destiny" de... él por un buen rato, apoyado en la pared, balbuceando la letra de esa canción «Incluso si el mundo termina mañana, incluso si todo el amor se dispersa, iré a ti. Encontraré donde estés». Aunque pensaba no contestar, que se cansarían de llamar, quería que ya dejaran de ladrar los perros y la remota idea de que fuera él quien llamaba me hizo cambiar de parecer. Contesté sin mirar la pantalla.

-Saengie...

-Por fin -Era una voz masculina que sonaba preocupada, pero no me pareció la de Saeng- Hyun Joong, ¿estás bien?

-¿Quién eres? -pregunté. Hablar era un suplicio

-Soy Jung Min. Dios, suenas pésimo. Voy a tu casa

-No, no, no -supliqué- Quiero estar solo -Qué pesados eran mis párpados

Me desperté con el timbre de la casa ¿Quién será? Alguien me había dicho que vendría. ¿Será Saeng?
Caminé y me quedé apoyado en la pared, sosteniéndome para no caerme. Maldición. Qué mareado estaba. ¿Iba a vomitar otra vez? Posiblemente. Abrí la pesada puerta y corrí al baño de nuevo. Cuando los pasos de alguien se internaron en mi cama, yo ya estaba vomitando.

-¡¿Por qué demonios te autodestruyes?! -Lo escuchaba gritar detrás de mí- ¡Ya no tienes veinte años para beber de esa manera! Estás hecho un asco

-Estoy bien, estoy bien -Me apoyé en el váter y me levanté

-¿Has comido algo?

-No

Me giré y vi a un caballo con cara de persona. Joder, debo estar muy mal para ver un a un animal y no una persona. Me dio un suave empujón que me dejó en la ducha y no supe en qué momento fue pero grité por el agua helada que caía encima de mí. Intenté salir, pero no tenía fuerzas para forcejear, así que me di por vencido y empecé a respirar entrecortadamente.

-Está muy fría, caballo

-Ni borracho dejas de llamarme así

-Los perros, los perros, ¿dónde están?

-Están durmiendo en tu cama

Me dejó solo y no me moví dejando que me cayera toda el agua fría que hubiera. Pasó un rato cuando sentí algo quemar mi cara. Me espabilé y vi a Min frente a mí cerrando la ducha y tirándome una toalla.

-Espero que no me hayas golpeado

-Y con gusto lo seguiría haciendo

Puse los ojos en blanco y me quito la ropa casi a jalones con poco éxito. Me tiene que ayudar y me lleva a la habitación, que estaba a oscuras. Lo iluminaba la luz del cuarto de baño. Min abrió un par de cajones y aunque me pregunté cómo demonios fue que estaba aquí y qué estaba haciendo, no dije nada. Se acercó de nuevo con unos pantalones deportivos, de los que uso de pijama y lo dejó sobre la cama, al lado de Art que levantó la mirada y nos miró fatal.

¡Salud, Saengie!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora