RECUERDO I

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Aún lo recuerdo, supe que iba a ser mi perdición en cuanto sus pies tocaran el suelo de mi pequeño apartamento

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Aún lo recuerdo, supe que iba a ser mi perdición en cuanto sus pies tocaran el suelo de mi pequeño apartamento.
Aún recuerdo su cálido tacto disfrazado de chico rudo y rebelde.
Aún recuerdo su físico, el cual yo encontraba hermoso en todos los sentidos, y a decir verdad, no sólo yo lo encontraba físicamente atractivo, sino muchas más personas, con esto me refiero a tanto hombres como mujeres.
Recuerdo su altura, 1.94 metros.
Su complexión, delgada.
Sus facciones, varonilmente marcadas.
Su aura, fría y distante.
Su carácter, duro pero a su misma vez dulce y cálido.
Su cabello largo hasta los hombros, negro como la noche.
Y esos ojos, que veías en ellos una profunda soledad, pero también un abismo en el cual te pedías.
Y sus manos, grandes, delgados y finos dedos las adornaban, blancas como todo su cuerpo, pero tan manchadas de un rojo carmesí, que cualquiera que supiera, saldría corriendo.

10 de Enero 2015.

Su nombre, Lina, su ocupación, una chica encargada de un café, en la zona central de la ciudad, era un lugar acogedor con un ambiente relajante, y en dónde a kilómetros se podía apreciar el olor dulzón a café que allí se servía, eso sin olvidar los dulces y bagles rellenos que se encontraban en la vitrina, bien acomodados para el público visitante.

No paraba de limpiar mesas y servir, como todos sus compañeros. A pesar de ser la gerente del lugar, le gustaba hacer lo mismo que todos, tal como empezó.

Eran las 10:45 de la noche, las personas que quedaban en aquel café tan famoso, eran pocas, a lo mucho habrían 5 o 6 esperando a terminar y ¡Oh por Dios! Al fondo una pareja de jóvenes recreado una escena no apta para menores de edad.
"Disculpen, estamos por cerrar, les agradeceria que terminarán"
El joven bufo, sacó su billetera, pago y por fin salieron de allí.

La joven limpiaba las mesas ocupadas durante el último turno de la noche, pero un tintinante sonido la saco de su concentración y poso su vista en la puerta del lugar. Por ella entraba un hombre alto, con una gorra sobre su cabellera azabache y una gran gabardina puramente negra.
"Disculpe, ya cerramos, pero puede volver mañana" dijo la joven desde el fondo del local.

Al ver que hizo caso omiso a sus palabras no le quedó otra opción más que acercarse al lugar donde el hombre había tomado asiento y le volvió a repetir "Ya está cerrado, vuelva mañana" esta vez con un deje de enojo en su voz.

Pero aquel hombre misterioso y de gran gabardina negra poso su mirada en la jóven, la escaneo de pies a cabeza y volviendo a sus ojos, cayó como saco de papas al suelo, logrando que un sonido seco se escuchará por todo el lugar.

En seguida la joven se alarmó y lo acostó sobre el frío suelo, reviso que estuviera bien, comprobó que no, pero al querer llamar a una ambulancia, el hombre tomo su mano y nego, detuvo sus acciones y escucho que en un susurro le decía "Llévame fuera de este lugar"

En seguida la joven se alarmó y lo acostó sobre el frío suelo, reviso que estuviera bien, comprobó que no, pero al querer llamar a una ambulancia, el hombre tomo su mano y nego, detuvo sus acciones y escucho que en un susurro le decía "Llévame fue...

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