Traición.

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*Traición: Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida.

Tu me traicionaste, tu y tus mierdas, tu y tus problemas, tu y tu niñería, esa que me tenía loca, que me atrapaba en ti. Esas mierdas y esos problemas que intente solucionar, esa ayuda que te proporcioné y que sin embargo, rechazaste, a pesar de todo, de mis abrazos, de entregarte mi corazón, ¿para qué? ¿para que lo rompieses en pequeños trozos? porque si, lo intentaste y lo conseguiste, enhorabuena, ¿te sientes mejor? porque mientras yo estoy aquí, sentada en este banco, sola, ahogándome en mis propias lágrimas, en mis propios llantos, recordando, recordando todo lo que vivimos, recordando cada centímetro de ti, de tu piel, de esos labios que besé tantas veces durante meses, meses de traición. Pero, ¿sabes qué?, mientras yo estoy aquí sentada desmoronándome y mientras tu estás feliz, con ella, aprendo, aprendo a vivir sin ti y aprendo de tu traición, esa que me destrozó y esa que cada vez me hace más fuerte, así que vete con ella, es más, tirátela como hiciste conmigo y con todas, besa cada milímetro de su piel como besaste la mía y la de todas, quiérela, quiere a alguien por una vez en tu puta vida, llora por ella y por su amor, como yo hice contigo, pero no la destroces como hiciste conmigo, no la uses, no juegues con ella, no pierdas tu dignidad, y espero que la quieras tanto como yo te quise a ti, pero mientras, yo estaré aquí, sentada en este banco sola y llorando aprendiendo a quererme a mi misma y aprendiendo a pasar página e intentar perdonar tu traición.


Ya ha pasado una semana, una semana desde el momento que me derrumbó, del momento en el que el mundo se me vino abajo, y yo con él.

Hoy me he levantado más pronto, me he duchado y he decidido ponerme un jersey blanco con unos pantalones negros acompañados de unas botas militares. Voy a la cafetería de siempre, pido mi café y mi donut de chocolate y me siento en la mesa que está al lado de la ventana, he quedado con Dyan y un amigo suyo que conoció en un camping al que fue junto a su familia. Creo que se gustan pero Dyan es muy reservado para estas cosas. Hacen buena pareja, aunque quien soy yo para hablar de amor... 

En mis auriculares suena Wind of Change de uno de mis grupos favoritos del momento, Scorpions.

Acaban de llegar Dyan y su amigo, no me gustan las presentaciones, nunca se que decir.

- ¡Hola Ev!- me grita Dyan.

Yo me limito a saludarle con la cabeza y con una sonrisa demasiado forzada. Creo que no me lo tiene en cuenta, sabe por lo que estoy pasando y espero que su amigo no piense que soy así de seca.

- Se que no te gustan las presentaciones así que te las ahorro, él es Lucas, Lucas ella es Evie, Ev para los amigos.

- Encantado.- me saluda Lucas dándome un beso en la mejilla.

- Igualmente.- le devuelvo el gesto.

Nos sentamos de nuevo en la mesa, el camarero se acerca y ellos piden su desayuno, pasamos un rato largo hablando.

Cuando salimos de la cafetería nos dirigimos a la universidad, Lucas estudia en la misma universidad que nosotros así que vamos todos juntos hasta allí, riendo. Cuanto tiempo sin reír de aquella manera, hasta que me doliese la mandíbula y me saliesen lágrimas de felicidad.

Felicidad, después de una semana muy dura la volví a sentir.

Entramos al edificio y vamos a nuestra clase, nada más entrar veo al idiota con el que me choqué hace una semana. Nuestras miradas se cruzan, aparto la mía al segundo y Dyan tira de mí hacia nuestros sitios.

1 hora después.

Acaba la clase y Dyan, Lucas y yo vamos hacia la puerta como los otros compañeros, noto como alguien me tira del brazo hacia atrás. 

-¡Espera!... Eh... Eras... ¿Evie?- pregunta el idiota del pasillo.

- Si, soy yo, en carne y hueso, ¿Qué quieres?- No tengo ganas de hablar con él, se que no se debe juzgar a las personas por su aspecto, pero este chico no me  caía nada bien y no parecía buena persona.

- Eh... ¿Puedo hablar contigo un momento?

- Claro...

- Bien... he visto que se te da bien esta asignatura,¿ podrías ayudarme un poco?- Genial. No puedo tener más suerte.

- Si, claro, ningún problema.

- ¡Genial! Muchas gracias, oye perdona por lo del otro día. ¿Quedamos mañana a las seis en mi casa? Ten mi número y la dirección. 

- Si, de nada, hasta mañana.- Pongo los ojos en blanco y me reúno con Dyan y Lucas. Este chico no puede ser más creído.

Vuelvo a casa después de un día larguísimo, como siempre, escuchando música.

Abro la puerta y dejo todo en el sofá, saludo a mi madre con un beso en la mejilla y me siento a comer.

Cuando termino, voy a mi habitación, estudio una hora, otra hora, otra, una más y por último, una hora más.

Cojo mi móvil y reviso todas mis redes sociales, chicas preciosas con las que compararse día a día, gente de fiesta sonriendo, bailando y bebiendo.

Todo lleno de fotos, vídeos y demás de personas que aparentan no tener preocupaciones, sonrientes frente a la cámara, besos, abrazos. Todo bonito, pero, ¿es realmente así cuando llegas a casa? es decir, sonrisas, besos, abrazos... o son llantos, gritos, discusiones. Es impotencia o es felicidad. Es amor o es odio. Es odio o es rencor. Es sinceridad, o es traición. 

Porque te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora