Sanar: 1. Restituir la salud a una persona, un animal o un organismo que estaba enfermo.
2. Recuperar o recobrar la salud [una persona que estaba enferma].
No todos tenemos la suerte de no necesitar sanar, no todos nacemos siendo felices, crecemos y vivimos siendo felices y no todos morimos habiendo sido felices. Me arriesgo a decir que ni un cuarto de la población llega a ser feliz unas horas ni mucho menos un día, porque siempre va a haber algo o alguien que estropee una parte de ese día, un comentario o una acción que puede cambiarte el ánimo en tan solo unos segundos y ese pequeño cambio necesita su propio proceso de sanación, su propio proceso de aceptación, o de negación, y pensamos demasiado en ese comentario, o esa acción, que significa tanto para uno mismo y tan poco para los demás,
Que hipócrita puede llegar a ser el ser humano, es más, muchos dicen que no hay que criticar ni comentar nada de la vida de otro porque nunca sabrás por lo que está pasando pero, muchos que se hacen los éticos son los que menos lo son, todo por dar una imagen distinta de la verdadera, una imagen en la que ni ellos se verían retratados, dejando una imagen manchada de mentiras e hipocresía, como si te mirases en un espejo lleno de polvo por no haberlo limpiado durante años por miedo a ver a alguien que no eres tú, y cuando lo limpias, no consigues verte, tu reflejo físico está ahí, pero está tapado por años de mentiras diarias para intentar mostrar algo que no existe. Algo que intentarás encontrar desesperadamente y que necesitarás para sanar.
Sanar es un proceso duro, largo y doloroso, demasiado doloroso como para siquiera plantearte hacerlo, demasiado largo como para aguantar tanto dolor, y demasiado duro como para aguantar el dolor y el tiempo que tarda. Sanar cuesta demasiado, pero sanar significa volver a querer, pasar página, superar esa traición, volver a sentir sonrisas, dejar ir lo que te hizo daño, eliminar el miedo a sanar, dejar atrás la depresión que pudo acompañarte, recordar sin temor el pasado, eliminar el dolor y por último, respirar hondo, levantar la cabeza y avanzar.
Yo no sé si estaba en ese proceso o seguía estancada en el pasado sin poder avanzar, sin poder respirar sin ahogarme a cada paso que daba, sin poder dejar a un lado todo lo malo y volver a sonreír. No sé si estaba sanando o me estaba derrotando por dentro, sin dejar sanar las heridas y haciéndome otras. No sé si estaba sanando o estaba huyendo de la verdad que intentaba tapar con mentiras, no sé si estaba preparada para limpiar el espejo y verme distinta, verme pero no verme.
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Frente al tocador miraba como mi madre me recogía el pelo en un moño dejando dos mechones sueltos ondulados dándole un aire informal al peinado. Lo fijó con medio bote, por lo menos, de laca y apoyó sus manos en mis hombros mirándome orgullosa, sé que le hacía feliz que saliese después de tantos meses encerrada en una burbuja y me fuese liberando de aquellas cadenas que me ataban a seguir adelante. Sonreí para tranquilizarla y me levanté de la silla, le di un beso en la mejilla y empecé a maquillarme ligeramente ya que no me gustaba llevar mucho maquillaje. Me puse los tacones, cogí el bolso y me aseguré de que mi móvil estuviese completamente cargado, lo cogí y miré la hora, las ocho menos cuarto, Justin pasaría en quince minutos a por mí en coche y llegaría el momento de ir a la fiesta.
Mentiría si dijese que no estaba nerviosa, pero necesitaba empezar a avanzar para poder sanar.
"Estoy llegando a tu casa, ¿preparada?"
Era Justin, le respondí con un simple "sí" y me miré en el espejo nerviosa.
Justin llamó al timbre y con un nudo en la garganta abrí la puerta.
- Hola novata, ¿vamos?- Me limité a asentir, avisé a mis padres de que me iba y cerré la puerta tras nosotros.
Justin me ofreció su brazo y lo rodeé con el mío, bajamos las escaleras del porche y fuimos hasta su coche.
- ¿Estás bien?- Preguntó Justin antes de abrir la puerta de su coche. Tragué para intentar deshacer el nudo de mi garganta sin éxito.
- Algo nerviosa pero se me pasará.- Justin frunció levemente el ceño y me abrió la puerta.- Gracias.- Le sonreí y entré al coche.
Puso el coche en marcha y puso un poco de música, supongo que para cortar la tensión que había por culpa de mi silencio.
Justin dio el intermitente y se hizo a un lado de la carretera, fruncí el ceño y le miré confundida.
- ¿Por qué paras?- Pregunté confundida.
- Porque llevas desde que he pasado a por ti sin abrir la boca. Así que o me cuentas que te pasa o no vamos a la fiesta.
- No me pasa nada Justin, estoy un poco nerviosa porque llevo sin salir meses, ya está.
- Bueno novata, conmigo no te permito estar nerviosa ni un segundo, así que relájate e intenta disfrutar de la noche, no te va a pasar nada, ¿confías en mí?- No estaba nada segura de si confiaba en él pero, al fin y al cabo era eso o morir de nervios allí mismo.
- Supongo que tendré que confiar en ti.
- Así me gusta, ahora cuéntame que has hecho para estar tan jodidamente guapa hoy.- Bajé la cabeza intentando tapar la sonrisa que amenazaba con salir.
Justin levantó mi barbilla con el dedo para que le mirase y me sonrió transmitiendo tranquilidad y despertando un cosquilleo en mi estómago.
Hablamos sin parar hasta que llegamos a la fiesta, al ver a tanta gente con vasos de plástico en la mano, algunos con un cigarrillo, otros riendo o bailando, no pude evitar ponerme nerviosa. Miré a Justin y él notó mi nerviosismo, estiró el brazo y cogió mi mano dándole un ligero apretón para tranquilizarme.
- Eh novata, no te preocupes, no te dejaré sola te lo prometo. Disfruta de la noche.
Asentí y tragué saliva, abrí la puerta y salí del coche, respire profundamente y espere a que Justin se colocase a mi lado para no entrar sola. Me propuse disfrutar de la noche e intentar ser yo misma, limpiar un poco el espejo, eliminando parte de una imagen que no era la mía.
Eché un rápido vistazo a Justin, tenía la mandíbula marcada, un perfil perfecto, el pelo castaño y los ojos verdes, a lo lejos podían verse unas pocas pecas sobre sus mejillas y su nariz, por un momento pensé en como se verían sus ojos y pecas de cerca pero eliminé ese pensamiento de mi cabeza y, juntos, caminamos hasta entrar a la fiesta y rodearnos de música a todo volumen y gente moviéndose sin parar, bailando unos con otros, saltando y, algunos, incluso besándose sin importarles el resto, no como a mí. Justin me cogió la mano y fuimos hasta la mesa dónde servían las bebidas, me tendió un vaso de plástico.
- ¿Qué es?- grité intentando que me escuchase bajo la música ensordecedora.
- Ron con fanta de naranja. Pruébalo.- me dijo Justin al oído.
Sentí un pequeño hormigueo en el estómago, lo ignoré y bebí un pequeño trago a la bebida.
- ¿Te gusta?
- Creo que sí.- no sé si me escuchó pero me sonrió y asintió.
Entonces empezó a sonar una canción que conocía, una lenta, Justin me tendió la mano.
- ¿Me concedes este baile?
Asentí riéndome y fuimos un poco más cerca de la multitud, empezamos a bailar mirándonos a los ojos, balanceándonos lentamente. Casi al final de la canción bailamos abrazados y ahí creo que empezó a sanar alguna herida.
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Porque te quiero.
Teen FictionEvie, una joven no muy segura de si misma acaba de empezar la vida universitaria, una novata más entre muchos estudiantes. Un inesperado choque contra un chico alto de ojos verdes cambiará su vida ¿para siempre? Acaba de salir de algo doloroso para...