Depresión

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Depresión: Enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas.

Dos significados, pero a ese me refiero, aunque no explica lo que se siente, ese dolor en el pecho al pensar en todo lo malo, todo lo que te ha dolido durante años. Años de tristeza, llantos, depresión, hasta que apareció él, en medio de la oscuridad, despertó mi felicidad, mis ganas de reír, de sonreír por él. Gracias a él aprendí a quererme, paso a paso, aprendí de él. Empecé a luchar, por él, por él y por conseguir lo que quería, el trabajo de mis sueños, todo lo que quise desde que era una niña. Gracias a él pude salir de esa oscuridad. 

Lloraba cada día, cada hora, cada minuto porque hasta mi propia familia desconfiaba de mí, porque no sabes lo que es llorar en silencio, que te quemen todas las entrañas al respirar. Escuchar música para calmarte, seguir llorando, que las lágrimas corran por tu piel deslizándose, recorriendo cada centímetro, recorriendo el camino de siempre, bajar por el cuello, recorriendo todo mi cuerpo o todo el suelo. Una decepción, así me siento, así soy. 

Llorar hasta quedarte sin lágrimas, mover la mano temblorosa hasta tu mejilla, apartando esas lágrimas, las últimas que quedaban dentro de mí, intentar sonreír pero no poder porque llevas una hora llorando, una puta hora. Cansada vuelvo a la cama y aunque de mí no sale ninguna lágrima, sigo llorando pero no por ti. Lloro por mi cuerpo. Dicen que es muy común en los adolescentes. 

Me da pena que nos tengamos que sentir así, tu y yo, porque entre nosotros, no sentimos así, rotos por dentro pero arreglados por fuera porque, al fin y al cabo, ¿Qué nos queda? que te queda a ti, porque a mi nada, es más no tengo ni lágrimas. Triste es tener que sentirnos así por un comentario de cualquier idiota que ni conoces y que no vas a conocer en tu vida, pero ese comentario te taladra la cabeza, y haces como que no, porque todos lo hacen, ves como a la gente que te rodea le da igual lo que digan pero, ¿a ti? No claro, a ti no, ni a mí ni a esa gente que te rodea pero estamos acostumbrados a fingir, porque es lo que hacemos, fingir. Fingir sonrisas, fingir que alguien nos cae bien cuando no podemos ni verle. Pero claro, si no finges, que vas a hacer, ¿sobrevivir? Si porque nadie vive, todos sobrevivimos esperando que nuestro futuro, el que llevamos queriendo desde pequeños, llegue, pero no, no llegará porque nadie confía en nosotros ni si quiera nosotros mismos. 

"Quiérete" dicen todos, como si fuese coser y cantar, como si tuviese que decir unas palabras mágicas y de repente me quiero, ¿y si las hay? que alguien me las diga, porque estoy cansada de estar llorando por mi cuerpo, cansada de llorar porque no confían en mí para nada.

Estoy cansada de estar deprimida, porque ni tu ni nadie confía en mí porque nadie confía en nadie, nadie se alegra por sus amigos cuando consiguen algo que llevaban deseando mucho tiempo, lo decimos, claro que si pero nos come la envidia por dentro de que lo hayan conseguido y tu estés esperando tu momento, ese en el que tu lo consigas, todo eso que quieres, el trabajo de tus sueños, una pareja estable y por que no, una mascota. Deseas estar rodeada de sonrisas y contagiar las tuyas, pero cuando llegará ese momento.

Eso me pregunto yo todos los días. Todos y cada uno de los días de mi vida.


- Buenos días novata, ¿subes?

Primera conversación del día, con el idiota del pasillo, Justin. Que conste que no le he escrito. Estoy tan sorprendida como tú.

- Vale tienes dos opciones, o subes al coche y llegas a tiempo a la magnifica clase del Señor Smith, o te vas andando y no llegas a tiempo a la magnifica clase del Señor Smith, te quedas fuera y sorpresa, nadie te pasa los apuntes porque eres a la única que le interesa y la única que coge los apuntes. Tu decides novata.

Subo al coche rápido porque ya está acelerando y veo que va enserio.

- Vale, primero, elijo la primera opción pero no te acostumbres. Segundo no soy la única que le interesa y que le presta atención, que tu no lo hagas no significa que los demás tampoco.

- Estás tan centrada en su clase que ni te enteras de que tus amigos se duermen y babean como perros en todas sus clases.

Mientras me rio noto como me mira sonriendo.

- Bueno novata no te rías tanto, no me gusta limpiar orina, ya hemos llegado así que ponte en modo "me encantan las clases del Señor Smith" y deja de reírte que vas a despertar a tus amigos y a nadie le gusta que le despierten.

Suelto una carcajada demasiado fuerte y automáticamente me tapo la boca y me sonrojo, demasiado.

- Me gusta tu sonrisa novata, no te la tapes, y vamos rápido, queda un minuto.

Me coge de la mano y echa a correr tan rápido que casi me caigo, se empieza a reír y me coge colgándome de su hombro. Le grito que me suelte pero él sigue riéndose y corriendo. Me gusta su risa, es como la de un niño inocente.

- ¡Bájame Justin!- le grito seria.

- Tranquila novata, no quiero morir a manos de un enanito de jardín.

- Perdona por no ser la Torre Eiffel.- le doy un golpe en el brazo como una niña pequeña y el se ríe.

- Perdonada Evie, vamos a entrar, me quiero dormir un rato.

- Eres un idiota, ¿lo sabías?

- No quiero saber las veces que me has dicho eso desde que te conozco.

Entramos a clase riéndonos y vamos a nuestros sitios, tenía razón Dyan y Lucas están dormidos, y... si, babean como perros. Miro a Justin diciéndole con la mirada que tenía razón y el sonríe a modo de respuesta. Me paso toda la clase escribiendo en mi cuaderno, he notado como Justin se me quedaba mirando varias veces, pero no le presto atención.

Cuando salimos de clase, Justin me agarra del brazo haciéndome darme la vuelta.

- Nos vemos esta tarde a la hora de siempre en mi casa, que no se te olvide novata.

- Adiós Justin.- Sonrío respondiéndole.

- Adiós Evie.- me dice guiñándome un ojo.


Preparo la mochila con las cosas para explicarle a Justin lo que hemos dado hoy en clase, aunque creo que ya no lo necesita.

- ¡Hola! Soy Evie, ¿puedo pasar?

- Ya sabes el camino novata.

Suena el pitido que me indica que la puerta se ha abierto y entro al edificio.

- ¿Sabes que?

- Ilumíname novata.

- Creo que ya no necesitas que te explique nada, no se te da tan mal.

- Si no lo necesitase no te habría pedido ayuda novata.

- Bueno podrías pedírselo a otra persona.

- ¿No quieres seguir ayudándome?

- ¡No, no es eso! No se porque he dicho eso, era curiosidad, nada más.

- Eres la única que atiende, no se lo iba a pedir a nadie más que a ti, vamos no tenemos todo el día.

- Si, supongo que tienes razón.


Porque te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora