Distancia

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Me estire en el sillón sin moverme demasiado, no quería despertar a Vegetta, de seguro no había dormido nada porque no veía otra razón para que siguiera tan profundamente dormido.

Trataba que le dolor de haber dormido de manera tan incomoda disminuya, mire el ventanal y aún estaba oscuro así que con cuidado cargue a Vegetta en mi hombro y lo acosté en su cama.

Después de apagar la televisión y limpiar todo lo que habíamos dejado de envolturas en la sala me fuí a mi habitación y antes de volver a dormir revise mi celular. Tenía varios mensajes; unos eran de "los novios" otros eran del grupo, uno era de mi trabajo y el último era de un número desconocido pero era obvio quien era, tenía una foto de él con Mangel.

Por la manera en que habían sido escritos sabía que eran de Mangel, me preguntaba dónde estaba, sí estaba con Vegetta, si me tardaría en regresar y que sí sabía sobre la que se montaba en mi casa. No me quedó de otra más que llamarlo.

—¡Willy! Hasta que das señales de vida, mi niña y yo te estábamos buscando... Ummm...Me dice que mejor se ven mañana... ¿No sería más tarde?... ¿Puedo ir yo también?

Lo último fue más una pregunta para ambos pero prefería que su novio le respondiera, apenas y podía mantenerse despierto, no entendía como los otros dos estaban tan animados a esa hora.

—¿Hola....?— tuvo que volver a llamar su atención pues del otro lado de la línea se escuchaban sus risas y unas cosas que no entendía. —¿Están bien?

—Ah, sí, lo siento. Entonces nos vemos en la casa de triple siete...— volvió a carcajearse con su novio. —Hasta entonces ¡Adiós! — soltó una última risa antes de colgar sin dejar a Willy responder.
No le quedó más que dormirse aún sobre la preocupación que sentía.

El sonido molesto del timbre lo despertó, se puso unos shorts y corrió a abrir para que no despertara también al dueño de la casa.
A penas abrió vió la cara demacrada de Lolito y sus quejas por el dolor de cabeza, Mangel lo abrazaba y le daba besitos en su mejilla, caminaron abrazados hasta el sillón más cercano y después el pelinegro fue a la cocina por algo para que su novio se sintiera mejor.

—Bueno días también...

—Willy, Willy... Eso no es lo importante ¿Por qué no estuviste en la reunión de ayer?— "¡Fiesta!" corrigió Mangel desde su lugar. —Bueno... En la fiesta de ayer.

—Yo no sabía de ninguna fiesta y menos en mi casa— dijo tomando asiento en frente del pelinaranja. Tenía una sensación de dolor y no entendía porque sí él era el que no quería estar cerca de David.

Bajo la mirada para razonar lo que sentía y no paso desapercibida por la pareja, ni se había dado cuenta cuando Mangel había regresado.

—Ey, no te preocupes por la casa. Antes de que las cosas se salieran de control terminamos la fiesta en el anterior departamento de Fargan— el pecozo se acercó y le puso una mano en el hombro con su mejor sonrisa.

Pero Mangel sabía que no solo era por la casa. —No tienes porque sentirte mal si no te "invito" a una fiesta en TU casa, de seguro pensó que no querías asistir y por eso mismo prefirió después hacerla en otro lado... ¿Y es verdad cierto? Me dijo que estabas actuando extraño.

Eso más que tranquilizarlo lo hizo sentir un poquito peor, quiso regresar a su casa pero no quería dejar a Vegetta solo y dejarlo con los enamorados tampoco era opción. Prefirió callar sus pensamientos y quedarse, ahora su mejor amigo lo necesitaba, además se distrajo como buen "anfitrión" atendiendo a los cariñosos invitados.

Quería sorprender a su amigo pero no era muy bueno en la cocina, así que le pidió ayuda a Mangel pero cuando Lolito se sintió mejor fue a la cocina a empeorar la situación, lo sorprendente fue que cuando terminaron de jugar, Lolo arregló todo y preparó un desayuno delicioso para los cuatro.

A la media hora de tratar preparar el desayuno se despertó el "bello durmiente" y pegó un susto porque al primero que vió fue a Lolito, no lucía de la mejor manera pero Vegetta tampoco se quedaba atrás. Los gritos de ambos los alertaron y corrieron a ver qué sucedía, Vegetta sostenía una vara de acero que se utiliza para la chimenea apuntando a Lolito que estaba contra la pared tratando de cubrirse con un cuadro de pintura, de seguro era costoso y eso era lo único que impedía al pelinegro atravesarlo.

—Vegetita que me lastimas a mi niña— Mangel actuó rápidamente para evitar que se hicieran daño, Willy solo aguantaba sus ganas de reír.

Después de aclarar la situación y unos intentos más de parte de Vegetta se sentaron a desayunar.

—Vaya bienvenida...— dijo bajito el pecozo, Vegetta volteó mirarlo feo. —Espero que no todos tus amigos sean así— esta vez Willy fue quien respondío haciendo una cara de "no tienes ni idea".

Estuvieron conociéndose más y aunque no se lo esperaban Lolo y Triple siete tenían cosas en común, de hecho Mangel procuraría no dejarlos solos.

Pasaron unas horas más jugando vídeojuegos y ya veía mejor a su mejor amigo, pensaba que ya podía irse pero en realidad no quería cambiar el lindo ambiente en el que estaba por su casa, pero por más que lo intento ese sentimiento en su pecho no lo dejaba.
Subió discretamente por sus cosas y saliendo de su habitación estaba Vegetta viéndolo algo preocupado.

—Te conozco... Ve hacer lo que sea que tengas que hacer, pero si puedes regresa, por favor.

Willy sonrió agradecido, lo abrazo y le dió un beso en su despeinado cabello.
—Necesitas un baño— dijo aún cerca de la cabellera ajena y comenzó a reírse, quiso dejar de hacerlo pero Vege comenzó sus reclamos con su voz más chillona de lo usual y solo lo hizo reír más.

Se despidió de los tres a pesar de las súplicas de Mangel de no dejarlo solo con los otros dos. Se dirigió a su casa, ya en su auto pudo sacar todo lo que había guardado, cambiando su expresión y poniendo su música demasiado alto.

Abrió la puerta y apenas entrando fue recibido por un abrazo de su novio, no correspondía así que lo abrazó más fuerte.
La fragancia de Fargan lo desconcentro, era como si olvidará todo y solo quisiera quedarse ahí, pero todo se fue abajo cuando se separaron un poco y vió mancha en el otro. La tomó para mostrarle porqué lo había empujado de repente.

—Haber, no es lo que piensas solo bailamos y ya, se recargo en mi.

Willy quería creerlo, era hasta algo lógico pero el no está y baila con quién sabe quién, es absurdo pero sabe cómo es su novio y no creé que solo bailaron.

—No tienes porque ponerte así. Estuviste casi una semana sin dormir aquí y ayer tampoco volviste. Cómo no sé que ya intentaste algo con Samuel— reclamó irritado, realmente no soportaba la confidencialidad que tenía su novio con el presumido de Samuel.

—No todos somos iguales— lo dijo más fuerte de lo que pensó, lo empujó para subir a su habitación, el otro trato de detenerlo pero el peliblanco soltó el agarre, tomo una de las botellas que seguían en la mesa y siguió su camino sin mirar atrás.

Fargan venía detrás de él así que en cuanto entró azotó la puerta y puso el seguro; no quería hablar con el, ni verlo, mucho menos escuchar sus reclamos.

—¡A veces no te entiendo! ¡Quiero hablar contigo, pasar el tiempo juntos y te alejas! ¡¿Qué?! ¡¿Solo tu puedes divertirte con tus amigos?!— con cada grito golpeaba la puerta.

—¡Ya cállate de una puta vez!— el ruido de la botella rompiéndose contra la puerta fue lo que sonó después.

—Recogeré allá abajo...— Fargan decidió dejarlo solo porque nunca había actuado así, ahora sí la había cagado.
No entendía porque se ponía tan especial cuando se hablaba de Samuel y los otros, pero desistió y efectivamente fue hacer lo que había dicho.

Willy estaba de rodillas viendo los trozos de la botella, su dolor y confusión se habían convertido en irá, y a pesar de haberse desahogado un poco aún estaba la desagradable emoción. Ya no quería salir solo se quedaría ahí y no le importaba nada más.

Attention | WillganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora