Capítulo 1
Despertó en aquella habitación, desorientado y entumecido. Un monitor marcaba los acompasados latidos de su corazón, indicándole que estaba vivo; al mismo tiempo, una mascarilla le ayudaba a llenar sus pulmones con oxígeno.
Una enfermera fue la primera en percatarse que el chico estaba despierto, llamando inmediatamente al doctor a cargo, quien rápidamente llegó a inspeccionarlo de pies a cabeza.
—¿Me escucha? —fue la primer pregunta de muchas que hizo, abriendo los párpados del chico y pasando de lado a lado una pequeña linterna por sus ojos —. ¿Sabes dónde estás? ¿Cuál es tu nombre, tu edad? ¿Recuerdas por qué estás aquí?
El chico entrecerró los ojos por la repentina luz que lo atacó y negó dos veces.
—No —reafirmó, sintiendo los labios extremadamente resecos y la voz débil y entrecortada, casi ronca.
El doctor apagó la linterna y con un semblante serio miró a la enfermera, que le devolvía la mirada con una profunda pena, sintiendo mucha lástima por el chico que yacía en la cama.
—Llamaré a sus tutores para decirles que acaba de despertar —murmuró el doctor a la enfermera, intentando que por el momento el chico no se alterase.
Ella asintió levemente y lo observó marcharse.
«Pobre chico» pensó la enfermera, terminando de tomar sus signos vitales y de cambiar sus vendajes.
«¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy en el hospital? ¿Tuve un accidente» se preguntó el chico una vez que la enfermera se marchó, dejándolo completamente solo.
El cuerpo le dolía, al igual que su cabeza, que palpitaba sin cesar, martillándole cualquier fugaz pensamiento. Tenía la pierna derecha inmovilizada con un yeso y el brazo izquierdo con un cabestrillo.
Los minutos pasaron y él seguía ahí, mirando el blanco techo de la habitación intentando encontrar respuestas para las preguntas que su mente no dejaba de hacerle, eso hasta que la puerta se abrió nuevamente y dos caras nuevas aparecieron. La primera: una mujer guapa de mediana edad con los ojos rojizos y llorosos; la segunda: un hombre de edad similar con una mirada preocupada y labios cerrados en una fina línea.
—¡Jungkook, hijo mío! —exclamó la mujer entre lágrimas echándose a correr para abrazar con cuidado al chico, que no supo con exactitud cómo reaccionar —. C-creí que no despertarías nunca, mi vida...
«¿Mi nombre es Jungkook?»
—Yo, uhm... —murmuró con gran incomodidad, alejando con suavidad a la mujer de su cuerpo —. Lo siento pero... ¿quién es usted?
Todos en la habitación guardaron silencio.
—Cariño, no estés bromeando —murmuró la mujer con tono suplicante, esperando que en cualquier momento su hijo se echara a reír, pero no fue así. Los oscuros ojos del chico no reflejaban otra cosa que no fuese confusión y eso definitivamente terminó por romperla —. ¿De verdad no... no me...? Oh, Dios...
El rostro de la mujer se puso totalmente pálido y por poco cae de bruces al suelo de no ser por la enfermera, que la sostuvo y la ayudó a tomar asiento en el pequeño sofá café de la habitación.
Entonces, su esposo decidió formular la pregunta que ella no fue capaz de terminar:
—¿Cómo que no recuerdas a tu madre?
«¿Mi madre?»
—Lo siento —repitió el chico en voz baja, observando con cautela a la mujer, que seguía completamente en shock.
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Recuerda que me amas.
FanficDe un momento a otro la vida de Jungkook había cambiado, comenzando con que no recordaba absolutamente nada y terminando con una chica a la que no amaba. ¿Podrá un chico recordarle lo que es sentir el corazón a punto de explotarle de amor? «Por fa...