Capítulo 33: Broche de oro

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Se suponía que esta noche seria tranquila. Una noche casual.

Pero como si el universo quisiera darme otra de sus grandes lecciones, no fue para nada como lo habíamos pensado. En realidad fue un descontrol y desenfreno absoluto que terminó con nosotros en la cárcel.

Un verdadero desastre.

Cuando entramos a la casa, todos dejamos salir un suspiro de alivio y felicidad. El calor ambiental del lugar se filtra en mi piel, haciéndome sentir cálida y cómoda, desvaneciendo por completo el gélido frio que emanaban las paredes de la celda.

Diría que fue fácil salir de allí, pero realmente no lo fue. Al principio el oficial dudó en hacer caso a la petición de Jack, pero el volvió a insistir esta vez más serio y autoritario, recalcando que no le gustaría meterse en problemas con su familia.

Bueno, uno se pregunta ¿Cómo es posible que no le hayan hecho nada a Jack por tratar de sobornar a un oficial?

Pues hay que ser sinceros, la autoridad es una mierda. Sus medidas son bastantes cuestionables y nunca han hecho justicia cuando de casos especiales se trata. Aunque no quiere decir que todos ellos sean iguales. Soy muy consciente de que no hay que meter a todos en el mismo saco.

Estuvimos bastante tiempo esperando a Jack hablar con su papá. Lo llevaron a otra sala en la cual lo mantuvieron aislado y no supimos nada de él hasta luego de 1 hora. ¡1 hora! De verdad yo ya estaba que me arrancaba el cabello de lo nerviosa y estresada que estaba de estar allí sin ningún motivo. Estaba sobre todo desesperada y con unas nauseas horribles al a ver que mamá podría enterarse de que terminamos en la cárcel en cuestión de minutos.

Evie Thompson es una madre sobreprotectora cuando se trata de sus hijos. No la culpo. Las situaciones que han pasado por su vida y la nuestra la han derivado a aquello. Por eso sé que se hubiera muerto a través de la línea del teléfono al escuchar a un oficial comunicarle que su hija estaba detenida.

Y para agregar me rompí una uña. Y me dolió sentimentalmente, porque estaban bastante largas.  Y no hay algo peor que se te rompa una uña y queden todas desniveladas, más aun si te crecen cada 50.000 años, como me pasa a mí.

— ¿Quién quiere café? —pregunta Livia adentrándose a la cocina con su  cabello enredado y alborotado. Trató de dormir en el suelo del lugar pero creo que esa no era una opción factible ni para una pequeña hormiga.

Se oye el sonido de la puerta cerrar cuando Jessica habla después de mucho tiempo sin hacerlo.

—Creo que necesito un café negro bien caliente y cargado, para calmar aunque sea un poco mi molestia por ese hijo de puta —sus palabras salen cortadas y profundas.

—Yo me uno —contestan los demás al unísono.

Bostezo antes de contestar.

—Estoy cansadísima —digo adormilada —Me saltaré el café e iré a tratar de dormir un poco. 

Mis músculos retumban dolorosamente y mis huesos se sienten triturados.

—Por supuesto —responde Liv con una pequeña sonrisa, sacando algunas cosas de uno de los gabinetes de la cocina.

—Después de tomarme este café, iré a dormir como un bebé —informa Rey estirándose un poco —Aunque no tiene sentido, porque el café te mantiene despierto, pero ñeh. ¿Cuándo hemos sido razonables?

Connor suelta una risa ahogada mientras se restriega su ojo derecho.

—La pregunta sería cuando lo seremos —corrige.

Enamorados por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora