Epílogo: Enamorados por accidente

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Tres años después.

MIA

Golpeando mis dedos contra el manubrio de mi auto al ritmo de She Will Be Loved de Maroon 5, entro a lo que solía ser mi escuela secundaria con una sonrisa en el rostro y los ojos brillantes. La música fluye desde los parlantes, cortesía de la amplia selección de canciones de Maroon 5 que Luke incluyó en nuestra playlist compartida en Spotify. Ya me sabía todas las canciones de memoria, pero esta en particular siempre lograba erizarme la piel.

Luke me había dedicado esta canción durante los primeros meses de nuestra relación. Me mencionó que cada vez que escuchaba la canción cuando aún no estábamos juntos, le recordaba a mí. Cada vez que sonaba, las mariposas revoloteaban en mi estómago, especialmente porque él siempre me decía que recordara la letra cada vez que me sintiera triste o atravesara momentos difíciles.

Canto a todo pulmón la parte "No me importa pasar cada día, en tu esquina bajo la lluvia torrencial". Esas palabras se habían vuelto un mantra para mí, recordándome que siempre podía contar con Luke. Que el siempre estaría para mí sin importar que.

Ahora.... con respecto al auto. Lo sé. Sé que suena extraño e incluso irreal pensar que ahora conduzco y tengo auto después de que me habia negado con fuerzas a conducir durante un gran periodo en mi vida luego de atropellar a un gato cuando Max me estaba enseñando a estacionarme.

#traumas

Pero así sucedió: primero me comprometí a mitad de mi primer año de universidad a sacar mi licencia de conducir, y una vez que lo hice, dos meses después la señora Mindy estaba vendiendo el auto de su hijo mayor, que le había regalado, ya que él se iba a comprar uno nuevo.

Ella me dijo que se enteró que había sacado licencia de conducir, y que me lo regalaba, pero no lo acepté hasta que me dejó pagarle una buena cuota por este auto. Lo hice como compensación por lo buena vecina que fue con nosotros durante todos estos años y por el apoyo que nos brindó con el accidente y fallecimiento de mi padre. Logré ahorrar todo el dinero que había ganado durante el verano como mesera y finalmente pude comprarme mi auto de segunda mano, que adquirí de la señora Mindy.

Apago el motor al encontrar un estacionamiento vacío y detengo la música antes de desabrocharme el cinturón y sacar mi bolso del asiento trasero mientras Dylan está en el asiento del copiloto, aún con la mirada fija en mi libro de patologías psicológicas, leyendo con el ceño fruncido. Desde que salimos del club después de su taller de fútbol está así, cuando lo encontró encima del asiento al momento de subirse.

—No entiendo nada de lo que dice aquí —niega con la cabeza antes de mirarme. Sus ojos verdes son iguales a los míos, pero su cabello y facciones son idénticos a los de papá. Ahora que tiene diez años, cada vez que crece, encuentro un rasgo que lo asemeja cada vez más a papá—. ¿Qué estudias? ¿Chino?

Su comentario me hace reír. Le quito el libro de las manos antes de guardarlo en mi bolso. Tengo que terminar de leer este libro para mi examen de la próxima semana, que vale el 50% de la asignatura. ¿Quién dijo que estar en la universidad era lo mejor? Seguramente un masoquista de mierda. Sin ofender.

—Es psicología, Dyl. No chino —respondo entre risas, mientras ajusto mi bolso en el asiento delantero—. Estoy estudiando las diferentes enfermedades mentales y cómo están ligadas a los trastornos emocionales y cognitivos que afectan el bienestar psicológico de las personas.

Dylan frunce el ceño, tratando de procesar la información que le acabo de dar, en su cabeza. Literalmente parece como el meme de reiniciando windows mientras parpadea, quieto. Su rostro infantil refleja esa mezcla entre asombro y confusión que solo los niños pueden expresar. Rio por su estupefacción chistosa.

Enamorados por Accidente [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora