5 de julio

32 11 0
                                    

Desconozco la fuerza divina que tuvo tu creación y todos los sucesos que
coincidieron para concebirte. Solo soy consciente de que eres la única razón por la que me enfado con el cielo. Malditos los cuerpos celestiales o aquel estúpido motivo por el que tu vida se ha visto envuelta de tragedias. Testigo fiel de todas y cada una. Siento que hayas tenido que ser tan fuerte, muchos mueren y nunca pueden llegar a serlo. Siento que, tan temprano, hayas probado el sabor amargo de las despedidas. Juro que estoy cansada de verte sufrir y tomaría tu lugar si fuera necesario con tal de que tu incierto destino me torture a mí. Quizás así pueda ahorrar tus lágrimas, desterrarlas de la tristeza y abrirles la puerta a la felicidad. Ahogaría mi risa para tener mil copias de la tuya. Eres luz y me iluminaste. Me has dado un propósito. Tal vez eras tú el instrumento que usaron para corregirme. Siempre estuviste. Siempre. Mi ángel siempre has sido tú. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo lidiar con todo? Hasta hace algún tiempo aprendí que no lo hacías, que la página no se desgarraba porque sí. Tú evitabas abrir el libro
de tu alma. Y has pasado tanto tiempo cerrándolo que te has olvidado de tus
problemas. Y no. No se trata de mí. Ahora te toca a ti. Te toca vivir, es hora de que todo lo bueno te busque y se quede contigo. Vamos, tú eres la primera que se lo merece. Me regalaste tu amistad y no tengo cómo pagar la grandeza de tus actos. ¿Sabes? Dios me debe un favor desde hace 8 años. Tu eterna felicidad.

De la cuarentena y sus secuelas [Disponible En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora