2020

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Hay un tiempo para todo, decían. A veces necesitamos mirarnos por dentro y volver a empezar, decían. Y era verdad. Se necesitaba un año así para aprender a valorar lo común. Que aun lo que creemos insignificante puede ser lo primero que necesitemos mañana. Que una vez que te despides no sabes si volverás a abrazar. Que no importa lo que tienes, sino a quién tienes. Que la felicidad en realidad está condicionada por personas y momentos que nos arrebataron, no por cosas. Que nuestras metas se pueden aplazar siempre que tengamos claro a dónde queremos llegar. Y que los platos pueden estar llenos, pero si las sillas están vacías poco importa la cena. Al fin comprendimos que sí nos alcanza el tiempo, que siempre ha alcanzado, pero estábamos demasiado ocupados para
entenderlo. Era necesario una pandemia mundial para aprender el significado de empatía. Y ahora lo pregunto ¿Era necesario una pandemia mundial para que el ser humano se diera cuenta de que él era el verdadero monstruo?
2020 fuiste un año horrible, pero, pudiste ser peor.
Crecimos, gracias a ti. Evitaste cualquier tipo de contacto físico, pero… ¿Quién dijo que el ser humano no puede crear, inventar, soñar, mejorar, cuando está aislado?

De la cuarentena y sus secuelas [Disponible En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora