Capítulo 35.
Junto a ti.
Narra ________(tn):
Me ponía incómoda que sacará ese tema, ¿por qué simplemente lo olvidaba o algo? Siempre, siempre lo saca. Debo admitir que me gustaba que me dijera esas cosas pero no tenía que caer en sus redes fácilmente como lo haría cualquier otra chica al escuchar eso.
– No saques más el tema —suspire.
– Lo tenemos todo para estar juntos ¿por qué no
– ¡Porque no Justin! No quiero que nos pase lo mismo que en el pasado.
– Créeme que no pasará, ya aprendí de mi error y no lo volveré a cometer, confía en mí
– Te dije que te la jugaras, no voy a caer en un chasquido de dedos.
– Se me acaban las ideas —bufo.
– Piensa.
Cinco minutos de silencio incomodo sentí que el ascensor se volvió a mover ¡gracias a dios se dieron cuenta! Ya era hora de salir de este infierno, Justin de forma de celebración empezó a bailar de una manera chistosa pero luego el ascensor se volvió a parar. Mierda. Miré a Justin y dejo de celebrar, se movía de un lado para otro.
– ¡Ayuda! —grito él.
– No grites —lo regañe.
– Tú no eres la claustrofóbica, no sabes todo lo que estoy aguantando hacer, así que compréndeme.
– Lo siento.
– No importa.
¿Ahora se había enojado? ¡Qué bipolar este hombre! ¿Por qué se habrá puesto así? No le dije nada para que se resintiera ¿o sí? ¡No lo sé! Pero odiaba que la gente se comporte así conmigo, tampoco iba a decirle a Justin que le pasaba porque mi orgullo se iría a la basura, seguro pronto se le pasaba.
Después de unos diez minutos finalmente el ascensor empezó a moverse y de un segundo a otro las puertas se abrieron, Justin salió enseguida y apoyo en la pared, mientras yo salí con la maleta de Vane, varios hombres nos estaban rodeando y sólo una mujer, nada más ni nada menos que mi querida amiga.
– ¿Estás bien? —ella se acercó a mí.
– Si —asentí— Justin es claustrofóbico ¿lo recuerdas?
– Verdad, ¿lo has aguantado todo el tiempo en el ascensor?
– No, incluso parecía que se controlaba porque no se notaba tan ¿desesperado?
Mire hacía mi lado izquierdo buscando a Justin pero ya se había ido, junto a Vane entramos al departamento y empezamos a ordenar su ropa en un armario desocupado que estaba en mi cuarto, lo había comprado porque sabía que en algún momento lo iba a necesitar, y tal como lo dije, tal fue.
– Nos hemos encontrado con Chaz.
– ¿Y qué dijo? —me miro atenta.
– Nada, ósea pregunto dónde estabas y no le dije.
– Ah... —murmuro.
– ¿Ya estás mejor?
– Algo —hizo una mueca.
– ¿Has pensado en lo que harás con ese tema? Digo no se puede quedar así.
– Sólo le dejaré bien en claro que ya no quiero nada más con él.
