Capítulo 36.
Junto a ti.
Narra ________(tn):
— Oh vamos Vane, la pasaremos bien —insistí.
Ya era martes por la tarde y el plan empezó, estaba convenciendo a Vane de ir a ese lujoso restaurante pero no se animaba ni un poquito, estaba bien relajada con su cigarrillo en la mano y tal como había dicho no le dije nada respecto a ese tema, si eso le hacía sentir bien que bueno por ella aunque al mismo tiempo también le estaba haciendo mal. A veces me aguantaba mucho el hecho de no botarle el cigarro ya que no me agradaba mucho el olor.
— No encuentro que sea necesario que vayamos a un restaurante tan lujoso para que la pasamos bien.
— Vane ya reservé todo —chasqueé la lengua— pagué tanto para nada.
— No me convencerás con eso.
— Y yo pensaba que querías pasar un buen rato con tu mejor amiga, en cambio la rechazas...
— ¡Está bien! Tú ganas —chillo.
— ¡Bien! Verás que la pasaremos bien.
— Si lo que tú digas.
— No podemos ir vestida con unos jeans ¿lo tienes claro, cierto?
— Pienso ir con jeans.
— ¡Vane!
Abrí mi clóset y el de Vane, saqué todos los vestidos que teníamos, ella estaba acostada en la cama mientras yo le tiraba los vestidos encima de ella, cuando por fin no quedaba ninguno me senté en la cama y miré cada vestido lentamente mientras Vane miraba a la nada.
— Me gusta este para ti —le mostré un vestido negro, corto y ajustado. Una buena arma.
— Nunca lo ocupe.
— Hoy lo estrenarás, amiga.
— Bueno —también empezó a ver todos los vestidos que tenía sobre la cama— Ponte este.
El vestido que me mostró Vane igualmente nunca me lo había puesto porque no encontraba la ocasión perfecta para ocuparlo, el vestido era como de un color ¿rosa fuerte? En verdad no sabía que color era exactamente, más que un vestido parecía una teñida de dos piezas pero elegante.
— ¿Qué hora es? —pregunte.
— Son las —miro su celular— Siete en punto.
Teníamos que estar allá a las nueve de la noche.
— ¿Qué te parece si nos empezamos a arreglar?
—Depende, ¿a qué hora reservaste?
— Nueve.
— ¡Levanta tu trasero niña! ¡Tenemos que arreglarnos ya! —esa era la Vane que conocía.
Primero ella se metió al baño y luego de unos veinticinco minutos salió con una toalla en su cabello y otra enrollada en su cuerpo, desde la cama olía la crema que se había puesto en el cuerpo, era una de mis favoritas.
— No te demores para que me ayudes y también yo te ayudo —hablo antes que me metiera al baño.
Traté de demorarme los menos posible y después de unos veinte minutos estaba afuera del baño, Vane estaba de nuevo acostada en la cama, parece que se le estaba haciendo un hábito pero me vio e instantáneamente se paró, agarro su maquillaje, plancha de pelo y obviamente los vestidos.