Capítulo 19.
Junto a ti.
Narra ______(tn):
El sonido del timbre hizo que despertara de mi hermosa siesta, realmente hermosa, tome mi celular que estaba en el suelo y vi la hora... 8:13 de la noche. Mierda, ¿cómo había dormido tanto? Y ¿quién habrá tocado el timbre a esta hora?
Gruñí en voz alta, me desenrede de la manta que no me acordaba haberla sacado de alguna parte pero en verdad no me importaba; sin mirar mi aspecto abrí.
- ¿Qué haces tú aquí? -bufe.
- ¿No estás feliz de verme? -pregunto Heinrich.
- ¡Eres un maldito acosador! -chille.
- ¿Me dejas pasar? -encarno una de sus cejas.
Lo deje pasar y lo invite a sentarse en el sofá que anteriormente estaba durmiendo, la manta había quedado en el suelo, luego la recogería.
- ¿Cómo es que estás acá? -fruncí el ceño- En verdad estoy pensando que eres un acosador.
- Tan sólo le pregunte a la mama de ¿Iusjtin? -dijo dudando.
- Heinrich es Justin -no pude evitar soltar una risita.
- Bueno el, y su madre me dijo que y te encontrabas acá pero sin antes hacerme un pequeño interrogatorio.
- No deberías de estar acá.
- Lindo aspecto.
- Seguro me veo horrible.
- Tienes las mejillas levemente sonrojadas, tu pelo está desordenado pero no se ve mal y tus ojos se ven más claros -me miro.
- Uhm, okay.
- No seas cortante, eres a la única que conozco acá y realmente me aburro.
- Viniste a mala hora, ¿qué quieres que te diga?
- No lo sé, pero... ¿Aceptarías a salir mañana conmigo? -pregunto.
- Suena bien -el cual tomó como un sí- Dónde, hora.
- Te mandó un mensaje, sin falta -se paró del sofá.
- Bueno, ¿te vas?
- Si, no me quieres acá -hizo pucheros.
- Repito alemán, viniste a mala hora.
- No te preocupes, adiós _______(tn), hablamos -dio un beso en mi mejilla y se dirigió a la puerta.
- Adiós -le abrí la puerta para que saliera y luego la cerré.
Por alguna extraña razón tenía demasiado sueño, había dormido por unas largas horas pero el sueño seguía, ¿eso es normal? No lo creo.
No quería ir a mi pieza, sacar todas las cosas, ordenarlas y todo el tema así que decidí quedarme en el sillón pero antes de acostarme nuevamente puse a cargar mi celular, y también le envíe un mensaje a mi mama diciéndole que todo estaba bien.
Cuando termine de escribir el mensajes mis párpados estaban «cansados», me abrigue bien con la manta y cerré los ojos quedándome totalmente dormida.
Siete horas después...
El sonido de mi celular hizo que me despertara, ¿por qué llaman a esta hora? ¿¡Qué no se dan cuenta que quiero estar tranquila!?
Mire la hora nuevamente, las tres de la mañana con dos minutos, suspire y luego conteste.
Llamada telefónica.