Good Omens// Suceso Inefable ♥

Capítulo 4: Dolor y tristeza

Ya eran mas de las doce de la noche, Crowley sólo pudo estar un par de segundos tendido en la cama al lado de su ángel, pero su deseo era tal, que tuvo que huir de aquel lugar hasta que lograra calmar sus instintos.

Por su parte, Aziraphale, luego de lo sucedido, mantiene sus ojos cerrados un par de minutos, y no logra percibir que el demonio ya no está junto a él. Al momento de abrirlos, comienza a analizar los detalles que hay dentro de aquella habitación, una cama con cobertor y almohadas negras, muros rojos, un velador negro, y de vez en cuando tonalidades verdes que desprendían de las plantas que Crowley tenía en cada una de las esquinas de su departamento, le parecía extraño el hecho de que recién en ese momento se fije en tales detalles. Su respiración comenzaba a regularse, su cuerpo a relajarse, y por sobre todo, notó que ya no habían grados de alcohol en su cuerpo, posiblemente el sudor liberado limpió su organismo. Sin embargo, este último pensamiento lo hizo aterrizar en la atrocidad que había pasado y con intenciones de "aclarar" todo, decide dirigirse directamente hacia Crowley, pedirle disculpas y decirle que todo lo ocurrido había sido culpa del alcohol.

-Querido, ¿Dónde estás?.- Dijo tras levantarse de la cama y no verlo, al verse solo en la habitación susurra.- Seré estúpido, qué fue todo esto, claramente es mi culpa, de seguro soy una nueva medalla en las fechorías del demonio, yo lo consideraba incluso mi mejor amigo.- El ángel, cada segundo que pasaba desterraba más aquel sentimiento que sentía por Crowley y por decisión propia estaba decidido a realizar un milagro para hacerlo olvidar tanto a Crowley como a él mismo, y volver todo a la normalidad, la incertidumbre, vergüenza y supuesto disgusto que sentía en ese momento, ante lo ocurrido, no estaba dispuesto a soportarlo.

Crowley, se encontraba ensimismado, encerrado en uno de sus baños, sentado en la esquina cercana a la puerta, se miraba las manos, cuestionaba su deseo pero sin arrepentirse de sus actos. Si una cosa es cierta es que realmente amaba a Aziraphale, sin embargo, Zira no podía verlo en aquel estado de bestial deseo que ni él mismo conocía.
En esto estaba meditando el demonio cuando escucha que alguien toca a la puerta.

-Crowley, ¿Estás ahí dentro?.- Preguntaba el ángel mientras trataba de abrir la puerta.

El demonio no podía siquiera responder aquello.

-Crowley, ya sé que estás ahí dentro, vamos abre, si no abres tendré que hacer un pequeño milagro, querido.

Crowley se tomó un tiempo para poder contestar, sin embargo cuando iba a responder, *PUF* se abre la puerta.

Ahí estaba Zira, parado frente a él, tan hermoso como siempre, lo amaba tanto y deseaba poseerlo con todas sus fuerzas. Tal era su sentimiento que ya no pudo contenerse, por eso, aunque sabiendo que podía ser un error, su cuerpo reaccionó mucho más rápido que su razón y se lanzó a los brazos de Zira, luego de besarlo y tocarlo de manera desenfrenada, tira a Aziraphale al piso, lo pone boca abajo, Crowley definitivamente ya no está pensando.

Mientras el demonio le quita la ropa interior a Aziraphale, el ángel sale de su "shock" y le grita

-HEY , CROWLEY!!, Por todos los cielos!!!, ¿Qué haces?!!, ¿Acaso te volviste loco?!!

Nada de eso hacía reaccionar al demonio, era como si ya no estuviera con Crowley, y en vez de eso estuviera ante un ser totalmente diferente.

Para evitar que el ángel se moviera, Crowley con toda su fuerza puso la mejilla de Aziraphale sobre el frío piso, y sin pensarlo dos veces comenzó su propio juego, su único fin en aquel momento era utilizar aquel cuerpo, si es que su cerebro aún seguía ahí era evidente que no lograba asimilar que era su amado ángel quien tenía en sus manos.

-Crowley, ¡Por Dios!, SACA ESA COSA DE MI TRASERO, No te dejaré hacer nada conmigo, basura!. !MALDITO EL MOMENTO EN EL QUE TE BESÉ!. No era común que un ángel maldijera, pero Aziraphale estaba tan dolido, tenía tanta vergüenza y estaba tan asustado, que lo dijo de todo corazón.