14. Ocaso

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A pesar de todas las guerras en la humanidad, sin importar la descripción de ellas. Ninguna se parecía a lo veían; islas desaparecidas al igual que el mar, lugares montañosos inundados, los bosques solo se notaban por la cantidad de árboles en el piso. Todo destruido en un choque violento. Las zonas en donde era tierra firme quedaban las huellas de pisadas a la vez que fue hundida la misma tierra. Si alguna vez hubo vida, fue eliminado, sólo quedaba un rastro rojo de ello.

El equipo logró subirse al cuerpo de Eren, el cual ahora solo era un esqueleto gigante. Sin embargo,  comenzó a defenderse, salieron otros titanes cambiantes de este, desesperado Armin se transformó en el colosal, pero no fue suficiente para detener su movimiento. En eso vio a una niña, se preguntaba que hacía ella ahí.   En medio de lucha contra la nueva forma titánica de Eren y con la ayuda de los guerreros de Marley el panorama no parecía cambiar, el caos seguía y se sentía casi imposible vencer.

 La imagen de una sombra comenzó a aparecer conforme luchaba, de manera latente y hacía que se desorientara, la figura de aquella sombra era cada vez más definida. Hasta que apareció en otro lado: Un espacio completamente distinto, ya que no se parecía al lugar en donde se declaró la guerra; sin arena, sin árbol luminoso, no había ninguna luz o sonido. "Debo estar muerto" pensó, entre sentimientos de fracaso y de agotamiento escucho su nombre: " Armin", el sonido de su voz llegó directo a sus oídos, como si le hubiese susurrado a lado.


- ¿En dónde estas Eren?- giro desesperadamente, entre la oscuridad lo buscaba. Camino y un sonido de oleaje se escuchaba a lo lejos. Conforme avanzaba se escuchaba más, sintió una brisa.  De pie sobre la playa se dejó ver, dando espalda al horizonte como si lo esperaba, casi para el atardecer,  con sus pies sumergidos en el agua. De esa manera parecía un lugar agradable y apacible.


- ¡ Dentén esto de una vez!- Reclamó con ira, pero su interlocutor se quedó en silencio.


- Estas aquí.- Fue lo que dijo, ocasionando molestia en el rubio.


- ¡Tú me trajiste aquí!, ¡ahora dime como lo detengo!.- De una manera seca le contestó.


- No hay forma de detenerlo... es la voluntad de Ymir.- Lo dijo con impotencia.


- ¿Ymir?-  Quedó desconcertado, ya que recordó a la Ymir que conocieron.


- La fundadora, la primer titán. Ella sigue pese al tiempo, es la prisionera de la humanidad.- Habló mientras caminaba hacia el rubio, la suficiente como para estar frente a frente, con un metro de distancia como máximo. Los ojos azules lo miraron fijo, con cautela.


-Debe haber alguna forma de ser libres.- los ojos verdes lo vieron ansioso, aguardando la respuesta en silencio. - Si no hubiese titanes... mucha gente no hubiese sufrido por ser considerada un arma. Sólo así se rompería el ciclo.- Sonó lo más sensato que pudo, aguantando su desesperación, ya que de alguna forma él parecía a estar dispuesto a escuchar y a contestar si le hablaba tranquilo.


- ¿Eso en que cambiaría el circulo de odio?, ¿Cómo borramos de la historia el daño que hicieron los eldianos?, ¿Cómo seríamos libres?- se notaba angustia en su mirar, se notaba que era algo que le atormentaba, ansiaba una respuesta, se podría decir que había cierta esperanza en espera.

Sueños de libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora