Capítulo 4

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All the things she said - t.AT.u. one hour.

—Lo tengo en la mira, Superior

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—Lo tengo en la mira, Superior. —informa mi agente a través del intercomunicador—. Espero su orden.

Visualizo a los hombres pertenecientes a Rojo Sangre.

Son unos desgraciados que se están metiendo en mi camino. Por medio del lente del arma a punto en la frente a un tipo mientras espero que todos mis agentes estén en posición.

—Hay 10 camionetas a menos de dos Kilómetros, Superior, son refuerzos para ellos. —secunda Caleb, experto en tecnología.

—No quiero a nadie vivo. —suelto—. ¡Disparen!

Los cuerpos empiezan a desplomarse con una maldita bala en el cráneo.

El caos inicia y los gritos no se hacen esperar.

Los hombres que estaban dentro de la casa salen con sus armas en mano, pero mis agentes son más rápidos y acaban con la mitad antes de que se enteren de nuestra posición.

—Lo cubrimos Superior. —asegura Adrián cuando me levanto.

Corro al primer árbol mientras siento como los proyectiles pasan a mis costados. Vuelvo a correr en medio del fuego sintiendo a Rustam a mi espalda.

En medio del fuego cruzado entre Rojo Sangre y OFR, logró llegar a la casa.

Le doy una patada a la puerta y con arma en mano entro al lugar.

—Por favor, no nos mate. —chilla una joven.

—¡Malditos pedófilos! —se queja Rustam.

Frente a nosotros hay alrededor de 10 jóvenes entre los 10 y 15 años.

—Trata de blancas. —digo entre dientes.

—Hemos acabado con todos, pero no tardan en venir los otros. —avisa Caleb.

—¡Levántense rápido y síganlo a él! —les ordenó a las niñas señalando a Adrián.

Hacen lo que les pido y me voy a la oficina de la casa revisando los papeles rápidamente.

Descubro que son ellos los que siempre se meten en mis misiones y las sabotean, hay una lista de 10 casos en los que están involucrados.

Siete casos aparecen como fallos uno ganado, uno en proceso que es el de la trata de blancas y...

Arrugo el papel en mi mano cuando veo cual es el próximo que tienen fichado.

EBÓSIL.

Le prendo fuego a la casa cuando ya han sacado a las víctimas. Escucho el motor de las camionetas y junto a mi grupo espero con ansias su llegada.

—¡Quien falle un tiro lo desmiembro! —amenazo.

—Entendido Superior. —dicen al unísono sabiendo que no es en vano.

Ambición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora