Malditos Portales

Buenos terminos

              Bzzzz

                         Bzzzzz

                                       Bzzzzzzz

Click

— ¿ya están ahí?

— Señor, ¿Está seguro que estos son el par que quiso traer a la escuela?

— ¿hubo un... error?

— Así parece. Hoy tuve la oportunidad de conocerlos, son un Midoriya con problemas para encajar y un Bakugou feliz con nosotros. No parecen ser lo que buscamos, lo habría notado de ser así.

— eso es imposible, verificamos un montón de veces las coordenadas. No pudo salir mal... —Se escuchan leves interferencias entre palabras.

— ¿Seguros que pusieron bien los números? Según mis cálculos debió ser-

— lo sé, cierra la puta boca y dime de qué manera podremos doblar la jugada.

— Heh. Estaba esperando que dijera eso. No voy a defraudarlo.

— eso espero

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Katsuki beso una vez más la frente de Yami, mientras que estaba siendo llevada a cabo una "pijamada" sin autorizar, por su puesto, en el cuarto de Yamikumo. Este gruñó y cerró un poco más sus ojos al sentir el beso directamente sobre su piel, sus mejillas se ruborizaban y su expresión volvió a relajarse en el momento en que se volteó un poco más cerca del rubio.

— Kacchan...

Susuraron sus labios capturando por completo la atención del más alto, sin embargo, su expresión era incapaz de demostrar algo hasta que una sonrisa movió sus comisuras.

«Ni modo, no me queda otra más que quedarme»

Sonríe completamente mientras destiende la cama con lentitud, corriendo un poco a Akatani para él mismo acostarse.

— Jummmmh..

Se escuchó del pelimorado logrando asustar un poco al rubio, pero sólo se está quejando entre sueños cosa que hizo que el corazón de Gogo vuelva a su lugar, al menos esta que sintió movimiento y era el mismo y dormido miku que recostaba su cabeza entre el pecho del más alto pensando que es la almohada, por su puesto, recobrando su postura inicial.

— Kacchan.

Katsuki miró fríamente con una sobrisa las expresiones de su mejor amigo sobre su pecho. Al cerrar los ojos, unos zumbidos o vibraciones le llamaron la atención a su derecha.

Es el teléfono de Yami.

Mira con curiosidad de saber quien le envió tal mensaje a esa hora. Se fija que su amigo esté durmiendo y dirige su mano lentamente hacia la mesita y toma el teléfono y al ver lo que era su expresión se tornó sombría, borrando por completo su antigua sonrisa.