SEIS

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O el cereal estaba muy rico o la mañana era muy buena.

Estar de buen humor era para Wonwoo casi extraño y más si esto sucedía por las mañanas.

(Pov Wonwoo)

Aliste los papeles legales que debía llevar para hacer entrar en razón a Mingyu si es que este se negaba a darme mi libertad.

También guarde con recelo la pequeña ecografía donde se veía a mi bebé en formación, tal vez y solo tal vez dejaré que Mingyu la vea, después de todo sin él no tendría a mi bebé.

Me bañé, me cambié y me arreglé más de lo debido, no era por nada pero los pantalones de maternidad me hacían ver sexy y resaltaban mi trasero.

Sonreí al reflejo en el espejo y salí de la casa después de despedirme de Soon quién me había dicho que tendría una cita, obviamente felicité a mi amigo. Pero aún dolía.

Camine sin prisa a la estación, disfrutando de todas y cada una de las vistas de la ciudad. Tanto niñas, como niños, jóvenes, mujeres... perros, aves. Todo lucia único y hermoso.

Llegué a la cárcel y me tope de nuevo con aquel oficial entrometido con cara de niño.

-Vine a ver al preso, Kim Mingyu.- solté atropelladamente.

-Vamos despacito... Nombre.- pronto pude apreciar el rostro serio del chico, lo cual agradecí inmensamente, no estaba de ganas para jueguitos estúpidos.

Después de un interrogatorio de una hora, me pasaron a una máquina de metales.

-Quítate la ropa.- sin dar mucho rodeo me deshice de todas mis prendas exceptuando el boxer.-toda la ropa - anuncio de nuevo.

Sus manos recorrieron mi cuerpo, pero no sentía nada. Solo incomodidad.

Termino con su trabajo y me dio acceso a las celdas de aquella pequeña prisión.

Pasamos aquel pasillo de puertas blancas y al final había dos puertas de madera a cada lado.

-En la derecha, está anestesiado, así que talvez tendrá que hablar más tiempo. La visita termina en dos horas. - y así el oficial se fue.

Camine a paso lento, tome el pomo con miedo y abrí la puerta topándome con el enorme miembro de Mingyu al aire mientras éste lo masajeaba con lujuria.

Era una escena difícil de ignorar.

-Ahhh, mngh-, Wonnie - sus ojos me erizaron la piel, su olor...

Mingyu está en celo.

Vi como las gotas preseminales salían perladas y recorrían el tronco de mi alfa con lentitud, burlándose de mi resistencia.

-Ven, Wonnie, vamos, ayuda a tu alfa. - su voz ronca hizo a mi pene saltar por la anticipación.

-N...no - negué con la cabeza y retrocedí, intente abrir la puerta pero está tenía seguro...maldito policía pervertido.

- ¡He dicho que vengas! - el olor a madera que desprendía el cuerpo de Mingyu se intensificó, me envolvió y aún en contra de mi voluntad camine hasta aquella cama. - Así se hace mi amor, ahora, de rodillas.- era un muñeco manipulable, era su muñeco.

Hice lo que me pidió sin rechistar, ver su grueso y gordo pene lleno de venas me hizo babear, su enorme nudo que daba como cereza al pastel me llamo, me tentó.

Reemplace su mano por la mía y la verdad era difícil rodear aquel enorme trozo.

La última vez no tuve mucho tiempo para admirar aquello que me desvirgó y vaya que gran error.

Mis glándulas salivales trabajaron rápido y en poco tiempo mi boca estaba tan humectada que debía pasar saliva cada tres segundos.

Su sabor, quería probarlo, así que mire a mi alfa y este asintió con un rugido, que no hizo más que ponerme más duro.

Saqué la lengua y lamí uno de sus testículos, recibiendo un gemido gutural por parte de mi alfa.

Continúe con mi tarea, lamí el tronco, subí y bese la punta de su pene, jamás la había mamado en mi vida, pero siempre hay una primera vez.

De una sola metí todo su miembro a mi boca, mi lengua recorría la extensión con gula.

Era erótico sentir como el nudo palpitaba en mi boca y como mi alfa gemía mi nombre.

-Wonwoo, argh, más, bebé, más adentro. - Mingyu agarró mi cabeza y penetró mi boca a su placer.

Intentaba no dejar que las arcadas me dominarán, de pronto Mingyu saco su miembro y con determinación me levanto hasta dejarme sentado en su regazo.

Tomó mi rostro con delicadeza y sonrió antes de poseer mis labios en un beso dulce y apasionado.

-Quítate la ropa.- susurró con voz ronca.

Me estremecí entre sus brazos y obedecí mientras Mingyu se deshacía de mi playera olfateando mi cuello.

Las posiciones se invirtieron, ahora Mingyu era quien estaba encima de mí y recorría mi pecho hasta llegar a mi miembro semi-erecto.

-Ahhh, Minnie - él sonrió, pero su sonrisa se borró lentamente.

-Hueles a humano. - soltó con una voz tan queda y profunda, que perforó cada poro en mi ser.

-Fui al ginecólogo. - susurré con la voz que me quedaba.

-Su olor es asqueroso. No quiero a nadie tocando a mi pareja y mi cachorro. - sus manos levantaron mis piernas y gracias a la flexibilidad estás terminaron casi pegadas a mi pecho - No necesitas un ginecólogo. Solo a mí. - sus ojos negros y profundos me miraron por largos minutos, mi corazón pálpito con fuerza, haciendo doler mi pecho.

Pronto su lengua y dedos se encontraban preparando mi ano para la intromisión.

Decir que me sentía excitado no describía ni un gramo de todo lo que sentía.

Después de unos minutos, sus labios reclamaron los míos y sentí la gran cabeza de su miembro presionando contra mi entrada.

Elevé más las caderas y abrí al máximo mis piernas, dándole más acceso a su pene.

-iJoder! Eres tan delicioso. - lamió la marca de apareamiento y sonrió, besando aquel lugar, su pene entró de una sola embestida, haciéndome gritar.

-i Mingyu! - encorvé la espalda y envolví su rostro con mis manos, lo acerqué a mi rostro y empecé un beso rudo. Lleno de emociones encontradas.

-Wonwoo, joder. - saco su miembro y volvió a meterlo con una potente embestida.

-¡Ah!-grité.-iMingyu!- Las embestidas se hicieron más rápidas, certeras y profundas.- Ahhh, alfa...más, más rápido.- la cama rechinaba, pero realmente me valía un carajo..

-Mío, ¡Eres mío! - la nariz de Mingyu se posicionó en mi cuello, sentí mi orgasmo, potente y arrasador.

Gemí y expuse mi cuello en signo de sumisión. Los ojos de Mingyu adoptaron un color rojo quemado, gruñó, su nudo se expandió en mi interior y sus colmillos mordieron mi cuello.

Era una marca permanente, una marca más fuerte que la de apareamiento, era una marca de amor eterno y esa no se podía romper.

UBER - Meanie - Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora