V E I N T E

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—¡Woooooooóh! — Un fuerte aullido salio de su garganta.— ¡¡Más rápido!!

Por segundos se escuchaban pitidos que dejábamos atrás por la velocidad.
Cualquier cosa que se sintiera en el asfalto rápidamente se perdía por todas las vibraciones de la motocicleta.

Faltaba casi nada para llegar así que fui bajando la velocidad para poder entrar con precaución.

—Buh, aburrida.— se quejo el chico atrás mío.

Faltaba casi nada para que entraremos cuando el chico tras de mi llamara la atención.

—Hey ¡No seas aburrida! Hagamos otra cosa — trataba de tentarme Eidan. — faltemos a clases.
 

Me hizo parar a un lado de la carretera unas cuadras antes de llegar a la escuela.

—¿Qué? Claramente fuiste tu el que me convencio de venir. —Respondí divertida.

—Si pero ya se me quitaron las ganas de sentarme en un asiento aburrido, en una clase aburrida con personas aburridas durante 8 horas.  ¿Qué jamas has hecho algo para pasar la melancolía? Hoy puede ser un grandioso día para ti.

—La última vez que hice algo así termino muy mal — dije casi para mi, recordando lo que paso con Malcolm.

— Pero nunca lo has hecho conmigo, ¿O  si? — Dijo de usando de nuevo ese tono picaron.

—Mmm tienes razón... no digo que si, pero si así fuera ¿Qué haríamos?— Respondí indagando en sus planes.

—Es temprano, no hay mucho que hacer pero conozco actividades que se hacen a toda hora del día...— Su intento de labia o coqueteo era bastante estúpida.

Me gire para darle un puñetazo donde sea que callese pero este al ver mis intenciones de inmediato corrigió.

—¡¡Como ir a la tienda de piercings!! ¡abren desde las 8! — Exclamo en automático, poniendo sus manos frente a su cara.

Me quede con el puño levantado en el aire. ¿Quién es esta persona? ¿Porque resulta ser tan agradable? Ahora Juguetón, coqueto, sigue siendo algo egocéntrico y orgulloso, pero también se doblega y recapacita.
¿Es aquel viejo Eidan un cascaron y este el real? O este es solo aquella peste fingiendo.

—¿Te quieres hacer otro piercing?— pregunte divertida.— Los ajugueros donde los tenias están todos rotos y lastimados... según yo debes de primero dejar que sanen esos para hacerte más.

—Entonces me lo dejare sanar, y me hare unos en el lados opuesto ¿Te parece eso?

—No me parece bien que te estés perforando después de la golpiza que te dieron, pero no soy tu madre así que no me pidas permiso — Le señale.

—Hubieses empezado por ahí.

Una sonrisa altanera y una mirada decisiva se posaron en su rostro, justo donde estaba sentado conmigo en frente se recargo hacia adelante contra mi espalda y tomo el control de la motocicleta, yo era pequeña y la motocicleta tenia el suficiente espacio para que el pudiese alcanzar perfectamente los controles conmigo en medio pero aun así esto me parecía una locura y claramente muy peligroso.

—¿Qué demonios haces? ¡No se te ocurra conducir así!

El me ignoro, levanto el pedal del piso y arrancamos casi dejando huellas de fuego en el pavimento.

—¡Estas loco! ¡¡Nos van a arrestar!!

—¡Eso si nos alcanzan, enana!

No lo negare, que se le ocurriera manejar de esta forma me ponía cada vello de punta. En mi cabeza no podía dejar de imaginarme miles de escenarios donde moríamos a causa de su estupidez.  Tenia años sin sentir miedo al andar en una motocicleta, pero era imposible no ponerme nerviosa.

¡Le hice un amarre al chico equivocado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora