Veintidos (PARTE 1)

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─ ¡Vamos! ¡De prisa! ─ Grito el conductor del otro auto, los ojos color miel estaban totalmente dilatados y con la adrenalina elevada en toda su sangre

─ ¡Vamos! ¡De prisa! ─ Grito el conductor del otro auto, los ojos color miel estaban totalmente dilatados y con la adrenalina elevada en toda su sangre

─ ¿Héctor? ─ Pregunte incrédula, ¿Qué hacia el aquí?

─ ¡Héctor! ─ Exclamo Eidan acercándose al vehículo en la motocicleta ─ Men, me dijeron que te tenían atrapado...

─ ¿La gata? Me dijo lo mismo, que era urgente y me cito aquí.

─ Hija de puta... Nos vendió.

─ Nos ha traicionado ─ Confirmo la copiloto, Sierra que estaba como siempre junto a Héctor.

Los tres suspiraron profundamente, había pesar en sus rostros al parecer afligidos por la traición de una mentada "Gata".

─ Sabían que no podíamos confiar en quien jamás hemos visto de verdad─ puntualizo Sierra con un claro tono de molestia.

─ Como sea, aquí está la mitad de Black dog tenemos que irnos de aquí o quien sabe que mierda nos quieran hacer ─ comento Héctor.

─ ¿Y cómo lo haremos? Estamos rodeados de todas partes. ─ Me atreví a hablar esta vez.

Eidan me miro por un momento y por un instante pude notar la culpa y preocupación de sus ojos

─ Ustedes salen después de mí, Atenas tú te vas con ellos ─ Comenzó a explicar ─ En el momento que salga yo y comiencen a seguirme todos ellos, esperan 30 segundos y se van al sentido contrario rumbo a la carretera federal y ahí se desvían hacia la casa de Héctor, asegúrense que nadie los siga.

─ ¿Qué? ¿Estas planeando volverte carnada? Ni loco, olvídate de eso ─ Refuto Héctor y Eidan le lanzo una mirada asesina.

─ Estoy de acuerdo ¿Ya vistes cuantos son? Jamás podrás tu solo con todos. ─ Dije tratando de sacar esa idea de su cabeza.

─ Ni si quiera les estoy pidiendo su opinión ¡Lo harán como se los estoy diciendo! ¡Punto! ─ Eidan perdió los estribos gritándonos a los tres ─ ¡Ahora súbete al puto auto! ─ Esta vez me grito a mí.

¿Se suponía que debía escucharlo? No podría dejar que él se lanzara como carne de cañón, era un idiota, pero no por esa razón dejaría que se sacrificara por nosotros. Cuando estaba a punto de comenzar de discutir con él y tratar de evitar que impusiera una idea que probablemente le haría perder la vida Sierra me interrumpió.

─Atenas... Olvídalo no podrás lograr que cambie de opinión y claramente le estorbas para manejar bien, él ocupa su agilidad en este momento, ven con nosotros así estarán seguros los dos. ─ dijo abriendo la puerta trasera.

Bajo esas palabras reflexione, es verdad no podré hacer que cambie de opinión y efectivamente mi peso era molesto para maniobrar como es debido, no me quedo más que aceptar y bajarme de la moto. Me subí a la parte trasera del auto, pero antes de cerrar la puerta lo mire por última vez, pero él ni siquiera volteo hacia mí, solo se puso el casco y arranco. ─ Nos vemos ─ alcanzó a decir por última vez antes de arrancar.

─ El cinturón, el cinturón ─ Me indico Héctor ─ 30 segundos y arranco, no me parare por nada del mundo ─ inquirió.

Un par de segundos después de que Eidan arranco un puñado de vehículos y motocicletas lo siguieron, al atestiguar eso mi piel se puso de gallina.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2022 ⏰

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¡Le hice un amarre al chico equivocado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora