V E I N T I U N O

395 39 16
                                    

La carretera parecía fugaz, avanzábamos a prisa como si no hubiera nadie ahí pero claro que lo había, sencillamente su presencia era tan fuerte que lo inundaba todo.​
Mientras pasábamos los destellos de los espejos que lucían como líneas no podía evitar sentir el ardor en mi nariz, cada vez que se sentía un bache la argolla rebotaba y me dolía, fue una mala idea hacerme un piercing esta mañana pero no me arrepentía ya que lo hice por él aunque seguía sin entender que era lo que realmente quería.

Hoy en la mañana fue una locura, me pidió que nos fugáramos y como soy una idiota lo hice, en este punto estoy casi segura que perderé el año, para rematar el idiota de Malcolm nos miró y trato de extorsionarme para que regresara, afortunadamente Eidan estaba ahí y se deshizo de él.
Después de eso tuve que hacerme un estúpido piercing pero no importa en cuanto pueda me lo quitare... ¿o no? Todo se animó más, durante la mañana me llevo a distintos lugares, pero claro que todo lo tuve que pagar yo ya que según el "Si no es una cita no debo pagar nada, tu deberías de pagarme por ser tu guía de turista" Pero ya sabía que lo decía solo porque no tenía ni un solo peso.​
— Oye niña deja de soñar. — me despertó de mis recuerdos
— Es más interesante soñar que estar contigo.
— ¿A caso te pregunte? No. Pero mira ya llegamos a la última parada de la estación.
Para este punto ya estábamos sumamente alejados del centro de la ciudad, estábamos en las periferias, lugares bastantes marginados que jamás pensé que estuvieran en mi misma ciudad, pero la realidad mucha veces la ignoramos y esto me estaba abriendo los ojos.
Habíamos llegado a un lugar viejo y oxidado, una línea de trenes de carga que hace mucho tiempo fue abandonada. Vagones, rieles y rines estaban por todos lados.
— Mira ven — Me tomo del brazo y me ayudo a bajar mientras nos dirigía a otro sitio.
Sujeto la moto y la llevo detrás de unos colchones rotos y ahí la dejo oculta.
— Ven te llevare a mi sitio en el universo.
— ¿Tu sitio en el universo? — pregunte confundida.
— Es el único lugar en la tierra donde me siento tranquilo. Aquí es donde siento que pertenezco y que nada me juzga.
Me quede callada, solo observándolo como el me mostraba un camino que parecía conocer de pies a cabeza, cada roca en el suelo y montón de tierra él lo conocía y me guiaba con cuidado para no caerme. Llegamos a una barda algo alta, de aproximadamente un 1.30m, él puso sus manos en mi cadera y me levanto como si yo no pesara nada, después de eso me sentó sobre la barda y solo fue cuestión de que yo brincara al otro lado.
De aquel lado era todo muy diferente, en medio de lo que parecían un millón de vías y un millón de vagones llenos de dibujos fantasiosos e infantiles combinado con grafiti y expresión callejera, todo era arte urbano pero en medio de todos ellos había un vagón mejor conservado que los demás, este era color rojo brillante con ventanas parchadas y unas escaleras improvisadas de madera.
El subió y tomo mi mano para invitarme a pasar, dentro era más encantador aun, había persianas, muebles improvisados y un gran sillón suave, había decoraciones de estilo rastafari por todos lados, sin embargo lo que más me impresiono de todo fue un dibujo pintado en una de las paredes donde se apreciaba una puesta de sol en una gran colina, y sobre ella había 3 niños observándola. Eran 2 de aproximadamente 10 años y uno que parecía estar entrando o ya estar en la adolescencia.
"Hermano" decía una leyenda y debajo una firma de un tal Johnny... Ese nombre, lo recuerdo.
Un flashback me atraviesa:
"— ¡Debiste salvar a Johnny no a mi! ¡El valía la pena no yo!" Era el recuerdo de la ocasión que Eidan y Malcolm de enfrentaron.
Arriba en otra pared había unos grafitis con las palabras: "Arcadia" "Invictus" "Eidan" "Johnny" "Coper" No era difícil asimilar lo obvio.
— ¿Cuánto tiempo tienes solo aquí? — pregunto de manera cuidadosa.
— ¿Siendo sincero? Nunca estoy solo, mi hermano siempre me acompaña. Él está aquí en estos muros y cuando estoy aquí no lo extraño. — dijo mientras pasaba los dedos sobre el mural.
Perder un hermano, es una sensación tan familiar a mí, tan solo pensar que él lo sigue sintiendo cerca me da tanta envidia pero a la vez me siento bien por él, porque lo conserva intacto en su corazón.
— Cuando yo perdí a mi hermana me sentí devastada — dije y el dejo de mirar los muros y me observo atentamente — no podía comer y no podía dormir, pensar en lo que le hicieron, me llena de rabia. Pero entonces decidí remplazar esos amargos recuerdos por los dulces, esos donde nos reíamos y ella me protegía... aun así la extraño tanto — no pude evitar que se formaran lágrimas en mis ojos.
— Duele, pero una vez escuche una frase que me marco... "No se va el que muere, si no el que se olvida" mientras tú la recuerdes ella siempre estará contigo.
Jamás pensé tener tanto en común con un idiota, pero ahora siento que ya no somos dos patéticos estudiantes que se odian, ahora sabemos nuestro mayor dolor, sabemos que hay un espacio vacío en nuestro pecho pero solo depende de nosotros llenarlo con los bellos recuerdos.
El me mira y suelta una risa nerviosa — ¿Te digo algo y no te molestas?
— Talvez me moleste pero prometo no golpearte — digo a manera de broma.
— Siempre pensé que eras una tonta niña superficial que usaba moto para llamar la atención de los hombres nada más.
— ¡Ouch!
— Pero me he dado cuenta que no, eres tú, autentica, Atenas la gran guerrera, con un corazón noble y un alma ingobernable.
Al parecer no fui la única que cambio de perspectiva sobre el otro.
Estuvimos un buen rato charlando de todo, de nuestras vidas, de quienes somos y por lo que pasamos.
— Desde pequeño estuve en la calle, tenía una madre y varios hermanos pero por lo general todos ellos estaban ausentes, vivía cercas de aquí, por eso conocí este escondite pero antes de mí ya había viviendo alguien aquí, le decía el cholito porque era un niño vago que se la pasaba haciendo desmadre, pero yo lo conocí y me hice su amigo. Él no tenía nombre porque nunca le pusieron uno fijo por eso yo le quise poner un nombre genial, que nadie olvidara... Le puse Johnny por Johnny Bravo...
Ambos soltamos una carcajada, estábamos recostados en el sofá uno junto al otro, Eidan había sacado un cigarrillo de marihuana, me pregunto si me molestaba y le dije que no así que lo encendió.
— Entonces era mi amigo Johnny que con el tiempo se convirtió en mi hermano, el más leal de todos, una mujer que era la hermana de una de las exparejas de mi mama a nos apoyó para que estudiásemos y saliéramos de la calle, y en parte lo logro y en parte no, porque íbamos a la escuela y nos comportábamos pero en la tarde saliendo cada vez nos hundíamos más en las pandillas. Johnny era tan inteligente, él era muy astuto, era creativo y era muy noble por eso se ganó la confianza de todos rápido. En cambio yo era... yo soy explosivo, me metía en problemas pero siempre ganaba, yo era el malhechor, el tipo rudo que se encargaba de que nos tuvieran miedo. Pero como yo hay muchos.
— ¿Y en qué momento se unió Malcolm? — pregunte ya que sabía que habían estado los 3 juntos.
— Ese infeliz siempre estuvo alrededor mío — dijo tajante — pero no quiero hablar de él, el... ha hecho cosas que no te quiero contar... por lo menos no hoy.
— Está bien — dijo mientras me giro a él y con suavidad toco su cabello, al principio se pone un poco tenso pero mientas voy acariciando su cabellera se relaja y cierra los ojos.
— Solo aléjate de el... no es quien parece — dice adormilado con un tono cada vez más bajo. — Si él te toca yo le cortare las manos — su voz se vuelve casi imperceptible — jamás dejare que te hagan daño.
La última frase salió en casi un susurro, se quedó dormido. Retiro el cigarrillo de su mano y lo apago. Igual me siento rara, siento que el techo da vueltas, siento todo mi cuerpo ligero y poco a poco mis parpados se vuelven pesados, toda su piel es caliente, con cuidado me recuesto sobre su brazo y después de un rato también me quedo dormida profundamente.

"Bip bip bip bip" un sonido me traía de mi sueño "bip bip bip bip" seguía sonando, me dolía un poco la cabeza, estaba bien sujeta por el brazo de Eidan que me abrazaba por la cintura, aun así me estire mi mano sobre el sillón buscando por donde provenía el ruido hasta que lo encontré, el teléfono vibraba molestos, en la pantalla el nombre de "Gata" relucía, aun un poco confundida voltee hacia Eidan y lo removí hasta que despertara un poco y le tendí su teléfono.
— ¿Bueno? — contesto confundido.
No logre oír la conversación pero sé que lo que le dijo fue malo, de estarme abrazando y descansando plácidamente se paró de un brinco y puso sus sentidos alertas. Su gesto se endureció y su cara marcaba una mezcla entre molestia y preocupación.
— Dime donde esta ¡Iré por el! — exclamo. — ok iré para haya.
Colgó el teléfono y comenzó a buscar sus cosas apresuradamente.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
— Ha surgido un inconveniente, debo de atenderlo, te dejare en tu casa pero debemos irnos ya.
No hago más preguntas, me levanto y me pongo mi chaqueta y mis botas. En cuanto termino con una mirada gélida me llama y ambos comenzamos un recorrido hacia la salida, no tardamos mucho en salir, de nuevo me ayuda a brincar la barda y tomamos la motocicleta.
Él no dice ni una palabra, todo el viaje es silencioso e incómodo. Más rápido de lo que creía llegamos a mi vecindario, estamos cerca de mi casa cuando un auto negro se nos empareja, ciento como cada uno de sus músculos reacciona y de inmediato frena y da la vuelta, afortunadamente iba bien agarrada si no hubiese salido volando hasta el infinito y más haya.
El auto negro también trata de frenar y dar la vuelta. "No de nuevo por favor" es lo único que puedo pensar. "¿Por qué me sucede esto a mí?"
— ¡¿Qué es lo que quieren?! — grito molesta.
De repente aparecen más autos y dos motos, esto está mal, esto se está poniendo muy mal.
Eidan trata de salir del vecindario, pero desgraciadamente la mayoría de salidas están bloqueadas, por un momento nos filtramos por un callejón pero no nos percatamos que estaba bloqueado.
— Toma Atenas — me tiende un trapo que saca de su bolsa, al sostenerlo mi piel y todo mi ser siente un escalofrió. Es un arma, pesada y dura. — Úsala no tengas miedo y si te atrapan es mejor que no te lleven con vida.
— ¿Por qué? Dime ¿Qué es todo esto? Yo ...
— Atenas— Me interrumpe y me mira a los ojos — Sabes... tu sabes quienes son y lo que te harán si te llevan con ellos.
En ese momento el mundo se viene sobre mí, me siento débil, siento que no siquiera puedo pararme.
— Sé que puedes tu eres fuerte.
Se escuchan los autos acercase cuando de repente un auto azul cierra el otro lado del callejón, siento mis nervios explotar por todo mi cuerpo pero antes de caer en la adrenalina logro distinguir al chofer del vehículo.

Nota de la autora:
Lo siento volví a perder la contraseña y apenas la recuperé :( perdonen a esta autora distraída.

¡Le hice un amarre al chico equivocado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora