Flora nunca se imaginaría lo que el destino le tenía preparado...
Los problemas comienzan para la joven tras la muerte de su tía, teniendo que cuidar de su alcoholico tío y obligandose a buscar trabajo para poder mantenerse.
Nada podía estar peor, l...
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1 mes antes del FFI...
(POV Flora):
Terminé mis quehaceres del instituto con rapidez, levantándome de mi pupitre y guardando mis cosas para encaminarme a la salida, en el camino despidiéndome del profesor de turno aquella tarde.
Era un día agradable, no hacía mucho frío ni mucho calor, el sol reflejándose en cada esquina de las transcurridas calles de Venecia y el suave viento meciendo la copa de los árboles más altos.
Aquella semana ya había acabado con mis deberes extracurriculares, es decir, alguna que otra sesión de fotografía y entregas de dibujos, por lo que podía encaminarme directo a donde la selección nacional entrenaba sin problemas.
Ahora podía decir que era mi nuevo pasatiempo favorito, el simple hecho de estar con los chicos de Orfeo me llenaba de una energía inexplicable, cada parte de mi cuerpo sintiendo una inmensa paz y alegría que creía perdida, además de poder deleitar mi vista con la agilidad de los jugadores a la par que perseguían el balón en el campo.
No sabía los motivos que el destino tenía para ponerlos en mi camino, pero no podía ocultar lo agradecida que estaba con ello... ¡Me han ayudado tanto! ¡Era la luz que necesitaba!
Cada amanecer parecía cálido, cada tarde parecía de colores y cada noche parecía soñable... Era algo increíble de lo que me di cuenta al pasar los días, ya no veía todo de gris, como si un arcoiris se hubiese apoderado de mis pensamientos.
Pequeñas lágrimas de alegría asomaron por mis ojos al pensar en cómo mi vida había dado un giro de 360° desde aquel tormentoso día, el día en que Paolo me salvó de ser arrollada por un camión, aquello que me permitió conocer a los aclamados seleccionados, aquellos chicos que se convirtieron en mi única fuente de vida...
Llegué a mi destino dando pequeños brinquitos, tratando de imaginar qué tipo de cosas aprendería hoy de tan especial equipo, porque, a parte de alegrar mi día, poco a poco me enseñaban lo básico sobre el deporte que tanto les apasionaba y hasta podía decir que me estaban contagiando aquella fiebre que los movía.
No podía negar que, tiempo atrás, el fútbol me parecía una cosa poco fascinante y hasta repugnante, por lo que había visualizado en mi tío al juntarse a ver partidos con sus amigos, pero ahora, viéndolo desde un punto cercano al campo de juego, me parecía un deporte interesante de analizar, sobre todo el poder comprender cada pequeña jugada y truco que los jugadores realizaban con suma astucia al momento de encontrarse con el equipo rival.
Hice el amago de querer saludar a los chicos a medida que me acercaba, por poco no visualizando la esbelta figura que se encontraba junto al ojiazul, logrando reconocer la rubia cabellera de Adrienna antes de que ella pudiese verme.
Si bien ella se esfumó de mi mapa tras lo ocurrido durante mi segunda visita, no podía negar la posibilidad de que me perjudicase de alguna forma si me volvía a cruzar en su camino, sobre todo si ello incidía en sus posibilidades de poder acercarse al aclamado Meteoro Blanco.
