Flora nunca se imaginaría lo que el destino le tenía preparado...
Los problemas comienzan para la joven tras la muerte de su tía, teniendo que cuidar de su alcoholico tío y obligandose a buscar trabajo para poder mantenerse.
Nada podía estar peor, l...
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(POV Flora):
El tiempo había pasado volando y hoy los chicos viajarían a Liocott para el FFI. Era algo especial para ellos, por los que decidí hacerles una pequeña fiesta de despedida en uno de los parques más hermosos de la ciudad y, con ayuda de alguno de los contactos de Alonzo, decoré una de las zonas en honor a ellos para darles una sorpresa.
Todo había quedado precioso, las serpentinas azuladas caían suavemente sobre nuestras cabezas, los globos colocados en los postes de luz iluminaban la estancia, las mesas con ciertos aperitivos y jugos también se encontraba pulcramente colocada al centro de todo y, lo más importante, el gran cartel que les deseaba suerte en el torneo estaba colocado en la entrada.
Lo había pintado en mis tiempos libres, cada facción de los jugadores habiendo sido capturada y el cálido "Buena suerte" al centro le daba el toque necesario para hacer de aquella una de mis mejores obras.
La vestimenta también había sido decidida por mí, todo aquel que asistiera debía llegar mínimo con la polera de Orfeo y, si gustaban, podían llegar vestidos completamente como los jugadores, tal como yo lo había pensado, colocándome el vestuario que Alonzo me había regalado en una de las sesiones.
A diferencia de la gran mayoría, llevaba puesta una falda, aquella que me comentaron todos los equipos femeninos ocupaban, aunque casi ni se notaba la diferencia con los shorts oficiales, tan solo un poco su estilo, pero nada más.
Todo estaba perfecto y las personas comenzaban a llegar, entre ellos los padres de los chicos, los cuales pude contactar gracias a los mismos contactos de Alonzo. Era una sorpresa, los chicos sabían de la fiesta, pero no sabían sobre la asistencia de sus padres.
La verdad, estaba un poco nerviosa, no había tenido la oportunidad de siquiera conocerlos, solo habiendo hablado con ellos por mensajes de correo. El verlos cara a cara... Iba a ser toda una experiencia de desarrollo personal.
—¡Hola! —una señora bajita y rubia me saludó—. ¿Tú eres Flora?
—Sí, un gusto —contesté con una sonrisa—. Usted debe de ser la madre de Angelo, ¿o me equivoco?
—Oh, no, sí soy su madre —la señora me devolvió la sonrisa—. El gusto es mío, linda.
—¿Así que esta es la famosa Flora? —otro señor bien alto se acercó—. Un gusto, soy el padre de Gigi.
A medida que los padres de los chicos iban llegando, se acercaban a mí para saludarme y darme las gracias por haber ayudado al equipo. Aunque si supieran lo mucho que ellos me han ayudado a mí, sería distinto todo...
—Hola —una nueva voz se sumó a los pocos instantes—. Lamentamos la tardanza.
Era una mujer de largo cabello castaño oscuro y ojos de un color similar, seguida de un hombre de cabello rubio y ojos azules. Este último se mostraba bastante serio, con su impecable traje de hombre de negocios reluciendo entre el resto de las vestimentas.
