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10 años después

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10 años después...

(POV Flora):

—Inclina un poco la cabeza —dijo el fotógrafo, y a los pocos segundos pude sentir el brillo del flash en mi cara—. Esa era la última, ya te puedes retirar.

Dicho esto, tomé mis cosas y me fui a cambiar. Ni loca iba a salir a las calles de Venecia con un vestido de €1250.82. 

Me despedí del fotógrafo y le indiqué a la siguiente modelo que pasara a la sala, tratando de mantener la neutralidad en todas mis expresiones faciales.

Al salir del edificio, sentí como el viento chocaba contra mi persona, logrando congelarme por completo. 

Me abroché la chaqueta que llevaba y metí las manos en mi bolsillo, en un vago intento de calentarme un poquito.

Emprendí mi camino, fijándome bien en las grisáceas nubes, las cuales pronosticaban lluvia para esta noche. 

Apresuré mi paso, no llevaba nada para cubrirme de la lluvia y no quería llegar empapada a casa. Además, el bolso que tenía no era impermeable, por lo que temía que mis obras se mojaran.

Entré al pequeño local en una de las esquinas de esa cuadra, siendo recibida cálidamente por la señora Pasquarelli, la cual me ofreció café y galletas, cosa que rechacé con educación.

—¿Segura que no quieres un poco de café? Hace un frío de muerte —me dijo, extendiéndome una taza.

—No se preocupe, solo vine por el dinero —hablé sin ápice de mostrar mi lado amable, sabiendo que esa era la única forma de llevar a cabo los negocios.

La vieja maestra de pintura urbana me miró con compasión, cosa que profundamente detestaba, por lo que subí mi mirada hasta el techo, ignorándola.

—Aquí está, €125.08. Dile a tú tío que gracias por hacerme un descuento —la señora me sonrió mientras me entregaba el cheque con el dinero.

Agarré el papel y lo guardé dentro de mi bolso, en uno de los bolsillos más escondidos por si la lluvia se hacía presente.

Me despedí de la mujer con un vago ademán y me giré dispuesta a salir del local.

—Ten cuidado —fue lo último que escuché de parte de ella, sin saber si se refería a mi tío o al clima.

Desde que mi tía murió, mi vida se complicó mucho más. Mi tío se volvió un alcohólico y drogadicto, de a poco gastando todo lo que teníamos en fiestas y en drogas. A las semanas, la factura de la renta de la casa en la que vivíamos me hizo darme cuenta de que nos faltaba dinero. Nos mudamos, pero eso no quitó las deudas que habíamos acumulado en ese corto plazo de tiempo.

Decidí que, para poder mantenernos, debía trabajar, por lo que me convertí en una especie de modelo juvenil, además de comenzar a vender mis dibujos a precios baratos, ganando lo suficiente para subsistir en el mes. Sumado a eso, asistía con horario normal al instituto, cosa que, de cierta forma, generaba aún más presión en mí.

Flor de Italia - (Inazuma Eleven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora