xiii. a u n t e m e

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xii. Tía Eme

         Así que allí estábamos, Annabeth, Grover, Percy y yo, caminando entre los bosques que hay en la orilla de Nueva Jersey

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         Así que allí estábamos, Annabeth, Grover, Percy y yo, caminando entre los bosques que hay en la orilla de Nueva Jersey.

El resplandor de Nueva York teñía de amarillo el cielo a nuestras espaldas, y el hedor del Hudson nos anegaba la
pituitaria.

Grover temblaba y balaba, con miedo en sus enormes ojos de cabra.

—Tres Benévolas —dijo con inquietud—. Y las tres de golpe.

Yo misma estaba bastante impresionado. La explosión del autobús aún resonaba en mis oídos. Pero Annabeth seguía tirando de nosotros.

—¡Vamos! Cuanto más lejos lleguemos, mejor.

—Nuestro dinero estaba allí dentro —le recordó Percy—. Y la comida y la ropa. Todo.

—Bueno, a lo mejor si no hubieras decidido participar en la pelea…

—¿Qué querías que hiciera? ¿Dejar que os mataran?

—No tienes que protegerme, Percy. Me las habría apañado.

—Para ti es muy fácil, las furias no te hicieron caso ¿déjame ver por qué? Quizá porque tu madre es una hipócrita que se lleva con Hades ¡oh! Seguro ella le ayudó a robar el rayo

Me acerqué a él y un estruendosa resonó en el lugar.

—Vuelve a hablar así de mi madre—de mí—y no sabrás nunca lo que es entrar a los Campos Elíseos

—En rebanadas como el pan de sandwich —intervino Grover para calmar el ambiente—, pero se las
habría apañado.

—Cierra el hocico, niño cabra —le espetó Annabeth.

Seguimos andando hasta que vi una carretera de dos carriles entre los árboles. Al otro lado había una gasolinera cerrada, una vieja valla publicitaria
que anunciaba una peli de los noventa, y un local abierto, que era la fuente de la luz de neón y el buen aroma.

No era el restaurante de comida rápida que había esperado, sino una de esas
raras tiendas de carretera donde venden flamencos decorativos para el jardín,
indios de madera, ositos de cemento y cosas así. El edificio principal, largo y
bajo, estaba rodeado de hileras e hileras de pequeñas estatuas. El letrero de neón
encima de la puerta me resultó ilegible, porque si hay algo peor para mi dislexia
que el inglés corriente, es el inglés corriente en cursiva roja de neón.

Goddes Of Heroes And The Lightning Thief¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora