POV.Gulf
Cuando abrí los ojos en la cama del hospital, la luz blanca y fría me cegó por un instante. Todo a mi alrededor era confuso, y mi mente se encontraba atrapada en un espeso velo de dolor.
No sabía dónde estaba, ni qué hora era. Solo sentía un vacío indescriptible en el pecho, como si me hubieran arrancado una parte de mí. De repente, todo regresó a mí, como una ola imparable de recuerdos: el grito, la sangre, el cuerpo de mi hijo...
El aire se me atascaba en la garganta, y empecé a hiperventilar. Miré alrededor y no vi a Mew.
¿Dónde estaba? Necesitaba a alguien, necesitaba algo, pero nada tenía sentido. A pesar de todo, lo único que me venía a la mente era una persona. Mi padre.
Con manos temblorosas, tomé el teléfono que estaba en la mesa de al lado. Marqué su número automáticamente, como un reflejo. No sabía si él querría contestarme, pero necesitaba escucharlo. Cuando al fin la llamada se conectó, su voz profunda y familiar resonó en mi oído.
—¿Qué pasa, hijo? —su tono se volvió inmediato, lleno de preocupación al escucharme
—¿Gulf? ¿Qué ocurre? ¿Por qué suenas así?Quise hablar, pero no pude. Las palabras se atoraban en mi garganta, y las lágrimas comenzaron a caer una vez más.
Me ahogaba en mi propio dolor, intentando respirar, intentando encontrar las palabras, pero lo único que conseguía era sollozar. Me tapé la boca con una mano para no dejar escapar un grito desgarrador.
—Gulf, por favor, dime qué pasa
—insistió mi padre, su voz ahora tensa, al borde de la desesperación—¿Qué te hizo ese infeliz de Mew? ¿Qué pasó?Sentí cómo el dolor me retorcía el alma y finalmente rompí en un grito ahogado que salió desde lo más profundo de mi ser.
—¡Mi hijo, papá! —grité con la voz rota —¡Mi hijo murió! ¡Lo perdí!
El silencio al otro lado del teléfono fue aplastante, pero no por mucho tiempo. Sabía que las palabras lo golpearon tanto como a mí. Podía imaginarme a mi padre, de pie, inmóvil, tratando de procesar lo que acababa de decirle.
—¿Qué...? —balbuceó, su voz casi inaudible, pero enseguida volvió a hablar con firmeza —Gulf, escucha, voy a ir ahora mismo. ¿Me oyes? Voy a estar allí contigo. Te necesito fuerte, hijo. Te necesito aquí.
No hubo más palabras. Colgó rápidamente, y supe que se movería lo más rápido posible. Mi padre siempre había sido así: directo, protector, incluso en los peores momentos, aunque nunca con muchas palabras.
Aunque a veces su forma de ser distante me hacía sentir solo, sabía que ahora estaba en camino, y eso me daba una mínima sensación de consuelo.
Hundí el rostro en las manos, sintiendo el peso de la soledad en ese cuarto blanco y estéril. Por un momento, deseé que mi padre estuviera ya aquí.
Lo necesitaba, aunque nuestra relación no siempre fuera perfecta. En el fondo, siempre supe que él me quería, pero nunca lo había entendido del todo. Era un hombre serio, estricto, siempre esperando más de mí, siempre esperando que eligiera un camino diferente al que había tomado.
Sabía que nunca aceptó del todo mi relación con Mew. Desde el principio, él pensó que podría haber encontrado a alguien "mejor", alguien que, según sus expectativas, estuviera a la altura de su hijo.
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Un angel llora (En Edición)
RomanceMew y Gulf son una pareja amorosa que adoptan a un pequeño niño pero que pasara cuando el pequeño muera por un descuido. ¿Podrán superarlo o se hundiran en su tristeza? Historia corta