Cap: 3 EL TEMIBLE PROFESOR DE POCIONES.

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Severus Snape, el hombre más temerario y temible de Hogwarts siendo confrontado por una niña que apenas le llegaba al pecho, de imagen tierna e insignificante para él.

La observó y se levantó con lentitud mientra su sombra iba cubriendo el pequeño cuerpo de la niña.
Los ojos de Hermione se agrandaron cuando él completamente se había puesto de pie , levantó lentamente su brazo y le señaló la puerta de la sala y con un gesto de cabeza sin decir una palabra la hecho de su aula de clases.

Ella luego que había dicho sus palabras con valentía y queriendo dejar bien en claro lo que pensaba, observo como él hombre con ojos negros y profundos la taladró hasta lo más profundo de su alma y se fue levantando lentamente como un gran murciélago , en ese momento ella se estremeció, pero estaba preparada para una reprimenda , pero en vez de escuchar un grito él levanto su brazo junto con su capa produciendo así un efecto de una gran ala negra , sus dedos largos y pálidos señalaron la puerta y sin emitir ningún sonido la hecho de su sala.
Ella no agachó su cabeza si no al contrario acomodó su bolso y muy seria y recta camino sin voltear a la puerta, al abrirla salió sin antes dar un gran portazo.

Mientras caminaba pensaba como pudo haber sido tan valiente en enfrentar a ese vampiro, era como el libro favorito de su padre, del escritor Bram Stoker, DRÀCULA.

Ella dominaba mucho todo sobre literatura muggle ya que por obvias razones al ser de familia no mágica.
Se repetía en su mente - Bueno por lo menos le quedó claro que me pareció injusto su trato hacia mi, yo no voy a tolerar sus humillaciones o le diré a mis padres.
Y asi muy tranquila llego al gran comedor a la hora del almuerzo y se sentó junto a Harry Potter.

Mientras tanto , Severus no podía creer como esa insignificante niña se había atrevido a aclararlo.
- esa niña insolente e insufrible, ¿como pudo confrontarme y reclamarme a mi, que soy un profesor aterrador para todo mi alumnado? no me equivoqué en pensar que esa niña me acarreará problemas. Pero debo reconocer que es valiente como una pequeña leoncilla .
Tomo el puente de su nariz y sin querer apareció una leve mueca queriendo deslumbrar una pequeña sonrisa, nunca en su vida de docente ningún niño, joven o adulto en su sano juicio se hubiera atrevido a confrontarlo.

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