Levi (cont.)

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Disclaimer: Todos los personajes son propiedad de Isayama-sensei y Kodansha.


Para mi madre.


- Después de eso, Aniki cambió por completo. - Dijo Isabel, que estaba apoyada en el reposabrazos del sillón, con una sonrisa.

Petra apoyaba su rostro sobre su brazo, cálidamente acomodaba en su sillón, absorta en aquella historia. Las tazas de té se llenaban y vaciaban mientras la historia continuaba.

- Hacía sus tareas, iba a clases, incluso llegaba temprano. – Prosiguió Farlan, lanzó una carcajada. – Y con eso nos hizo ver muy mal a nosotros. Entonces nos pusimos al corriente también. Dejamos de ser unos rebeldes sin causa. Pero... no contábamos con que a nosotros nos costaría el doble que a él.

Petra levantó la cabeza, extrañada, sin entender a qué se refería.

- ¿Qué quieres decir? – Isabel soltó una risita cantarina y Farlan movió la cabeza como intentando encontrar las palabras adecuadas para explicarse.

- Porque... Levi es algo así como un genio... ¡En todo! – El joven médico enfatizó lo último lanzando las manos al aire. – No necesitaba estudiar mucho para sacar 100 en los exámenes; es más, la mayor parte del tiempo no estudiaba, sino que se la pasaba leyendo su libro que le había dejado Erwin en la biblioteca. Cuando entregaba las tareas, casi nunca tenía errores. Era bueno en matemáticas, en inglés, en lengua (sobre todo en lengua), en física, química ¡Lo que quieras!

Farlan enumeraba cada materia con sus dedos, mientras su amiga no paraba de reír, hasta se llevaba las manos al estómago de lo divertida que estaba.

- Sí. – Confirmó Isabel, tras tomar una bocanada de aire. – Éramos unos bodrios a comparación de él. Yo tenía que ir a los cursos de regularización del verano para ponerme al corriente y Aniki sólo tenía que repasar el libro de texto una hora ¡y listo! Cuando lo volvías a ver, ya estaba leyendo uno de sus libros.

- ¿Dices que Levi se hizo ávido de la lectura? – Preguntó la profesora de lengua, mientras miraba de lejos las fotografías. Isabel, al notar esto, de un brinco se levantó y trajo todas las fotos y un pequeño álbum que tenía en un cajón de la misma mesita.

- Sí, "La Cabaña del Tío Tom" sólo fue el principio, a partir de entonces no paraba de leer. Se bebía los libros como el agua. Es más, ¡creo que leía más que beber agua! –Exclamó, Petra se echó a reír y tomó las instantáneas. Las caras y gestos que hacían esos tres chicos la conmovieron, imaginándose cómo hubiera sido conocerlos en aquella época. Con la misma edad de sus actuales estudiantes: haciendo tonterías, jugando y yendo a la escuela. Sin darse cuenta acarició la imagen de ese jovencito de cabello negro.

- ¿Así fue como encontró su vocación? ¿Leyendo? – Les preguntó con alegría. Pero las amplias sonrisas de los dos amigos comenzaron a apagarse poco a poco. La joven pelirroja se volvió a sentar.

- No. Fue...por otra cosa. – Su seriedad le dijo a Petra que había pasado algo grave. Entonces tomó la foto donde los tres muchachos salían con Kuchel.

- De hecho fue poco después de tomar esa foto. – Explicó Farlan, torciendo los labios. – Verás, no lo he mencionado pero... yo también provengo de una familia muy rica. Compartía muchos de los sentimientos e ideas que Levi tenía de su familia con respecto a la mía. Sólo que en mi caso mi padre era muy duro, intransigente. Muchas veces me llegó a golpear hasta que caía inconsciente. Yo lo odiaba, pero aun así comía de su mesa y me gastaba su dinero.

104Donde viven las historias. Descúbrelo ahora