7. Eren y Armin

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Todos los personajes perteneces a Isayama-Sensei y a Kodansha.

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- ¿Los... Ackerman? – Repitió balbuceante su rubio amigo. Mikasa asintió pesarosa. Los ánimos se fueron por los suelos.

Sabían que en algún momento u otro Mikasa tendría que irse a ver a su familia (pues lo hacía todos los años) pero jamás se había interpuesto entre un evento tan imprescindible como éste. Porque Armin sabía que su amiga no detestaba, sino que ODIABA ir a esas reuniones. Siempre había sido su papel el animarla a que fuera amable y presentara por lo menos una sonrisa frente a su abuelo o con sus tíos y primos, pero hoy no sabía qué decirle. Es más, no podía admitir que esta vez quería decirle que no fuera, que tenían que ir, pues este concurso lo habían estado todo el año pero... ¿cómo podría? Alzó los ojos sobre sus lentes de pasta y miró la cara de su amiga. Estaba que echaba chispas, y eso era poco. Más bien, se veía triste, enfurecida, se veía impotente.

- Bueno, no será la última convención ¿verdad? – Dijo, sonando nada convencido. La gótica alzó los ojos.

- No hablarás en serio... ¿tan pronto te rindes? – Refutó ella con pesar, mezclado con molestia. Armin no supo otra cosa que hacer mas que encogerse fugazmente de hombros. La chica agachó la mirada, el último viento cálido comenzó a revolverle su negro cabello mientras sus ojos se dirigían a la carretera. – Tal vez... tengas razón. Lo mejor será rendirse.

Armin apretó los labios muy triste. ¡Cuánto se habían esforzado por obtener ese lugar y ahora...!

- A lo mejor te dejan regresar antes... - Esas palabras sonaron como una burla, un sueño guajiro. Mikasa formuló una amarga sonrisa.

- De nada sirve sembrar falsas esperanzas... Mira aquí vienen. – El coche de los padres de Mikasa (un Audi color plata) se veía brillar a lo lejos.

Era todo. No había vuelta atrás. Armin le tomó el hombro a su amiga.

- En serio, verás que entraremos otra vez. Somos fuertes, más que todos los que están allí. – Mikasa sonrió y le dio un fuerte abrazo al geek. – Quién sabe, igual y pasa algo mejor en estos tres días ¿no crees?

Mikasa dibujó una mueca. El Audi se estacionó justo delante de ellos. El bello rostro de una mujer de raza asiática se asomó por la ventana quien, con amabilidad y ternura, saludó a Armin mientras Mikasa se metió al coche.

- Mándame mensaje en cuanto llegues. Para saber que estás bien. – Dijo el rubio con una sonrisa.

- Espero que no te llegue... y me encuentre en coma por un choque. – Dijo con pesar. Los padres de la chica la miraron, mitad riñendo, mitad bromeando. Se saludaron por última vez y el coche se alejó, como la última brisa de verano que se llevaba todas sus ilusiones por ganar ese épico campeonato. Quien sabe, igual y también él tenía que creerse sus propias palabras.

* * *


El celular vibraba prendiéndose y apagando mientras "Worlds Collide" sonaba a todo lo que daba el volumen. Una pesada mano se azotó sobre el móvil y entre tanteos lo apagó. Lo que menos quería era escuchar música épica de videojuegos justo hoy. Es más, no tenía ganas de salir de su cama, así que volvió a cerrar los ojos enfurruñado, intentando volver a dormirse. Pero, ¿no les ha pasado que cuando quieren quedarse en cama por el resto del día el universo entero se propone todo lo contrario? Y esta vez todo el universo había tomado la forma de su abuelo para venir impedirlo.

104Donde viven las historias. Descúbrelo ahora