11. Investigación de campo

2.2K 148 340
                                    


Disclaimer: Todos los personajes son propiedad de Isayama-sensei y Kodansha


La escuela parecía un hormiguero ruidoso. Los alumnos intentando averiguar qué había pasado, los maestros mandándolos a sus casas, a lo lejos una ambulancia se aproximaba y mientras tanto el maestro sin poderse mover.

Levi se sintió como el extraño espectador de una película: los rostros de todos a su alrededor, los murmullos raros de Hanji y las órdenes de Erwin, las valoraciones de los paramédicos para después terminar siendo transportado en una camilla hasta una ambulancia sintiendo cada bache de la calle hasta que al fin llegó a urgencias. Todo fue muy extraño, un fastidioso caos, una pesadilla. Y una bastante molesta.
Fue hasta que ya estuvo al fin en su cama, con un collarín en el cuello, con la pierna enyesada y levantada que sintió un poco de paz. La puerta se abrió y un médico, alto y de cabello castaño claro y revuelto entró entre suspiros con las manos metidas en las bolsas de su impecable bata blanca. Levi torció la boca y desvió la mirada.

- Si tus alumnos creían que no eras humano, lo acabas de desmentir. - dijo con una sonrisa. Levi lanzó un resoplido.

- Seguro te parece muy divertido. -Apenas y podía hablar por la debilidad que sentía. Farlan Church lanzó un suspiro, mientras revisaba las placas.

- Más bien, quisiera comprender que fue lo que ocurrió. - El paciente frunció el ceño.

- Pregúntale a Hanji.

Farlan dio un suspiro. La mujer ya le había explicado como diez veces, disculpándose otras mil.

- No me refiero a eso... sino cómo... - Lo miró de arriba para abajo, con evidente incredulidad. - ...Cómo ocurrió.

El profesor bufó fastidiado. La verdad es que no sabía, fue todo tan rápido. De lo único que estaba bien seguro era de quien era la culpable.

- Esa cuatrojos... - musitó con fastidio Levi. - Ya me las pagará.

Exclamó, intentando moverse, pero el dolor lo mantuvo inmóvil y una queja salió de sus labios. Al verlo, Farlan se acercó para verificar su estado, ligeramente preocupado.

- Y no le habrás contado, ¿verdad? - Susurró, todavía adolorido. Su amigo lo miró mientras lo ayudaba a acomodarse, sabía a lo que se refería y sólo respondió con un suspiro. Pero eso a Levi no lo dejaba satisfecho; ante su intensa mirada, Farlan respondió.

- Claro que no. - Levi exhaló más tranquilo. - Bien sabes cómo se pone...

- Más te vale.

- Pero cuando lleguemos a casa tú le explicas. - Añadió, lavándose las manos. El maestro refunfuñó.

- Eso debería hacerlo la cuatrojos.

Y como si la invocaran, Hanji Zoë apareció dando un portazo, olvidándose de donde se encontraba y lanzándose a la cama suplicaba su perdón. Pero el maestro sólo sintió el peso cayéndole sobre su pierna, aguantándose soltar una palabrota por el cansancio.

- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! - Lloriqueaba la doctora.

- Puede que te disculpe si dejas de lloriquear sobre su pierna fracturada. - Declaró en tono ecuánime Erwin mientras entraba.

Hanji, con el alma en los pies se levantó en un brinco y comenzó a hacer caravanas en símbolo de disculpa. Levi volvió a respirar una vez la mujer se quitó de encima y la fulminó cansino.

- Vamos redímela de su culpa, o no podrá vivir tranquila. - Dijo Farlan sonriendo. Levi alzó una ceja y Hanji la miró suplicante.

- Deja lo pienso. - La mujer soltó un sollozo, mientras el médico le pedía bajara la voz. Al menos disfrutaría de su sufrimiento. El director meneó la cabeza al adivinar sus intenciones.

104Donde viven las historias. Descúbrelo ahora