Capítulo 20

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«… Unbelievable, yeah...»

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SAMARA

–¿Estás segura de esto?– asiento como por tercera vez y ruedo los ojos.

–Mira, si no quieres formar parte, solo dilo, pero no me preguntes lo mismo una y otra vez como si así fuera a cambiar de opinión, ¿entiendes?– resopla y asiente.

–Voy a perder mi trabajo.– susurra por lo bajo.

–Me lo debes.– le apunto con mi dedo índice y él frunce los labios.

Sí, aunque insinúe que tenga elección, la verdad es que no.

–Intenté decírtelo, ¿recuerdas? Pero el imbécil de Jonah tuvo que gritar e interrumpirnos.– gruñe.

–Como sea.

Me levanto de la silla y tomo mi micromochila del respaldo, dejo unos billetes sobre la mesa pagando mi café, y suspiro.

–Espero tu mensaje, si no tengo noticias tuyas para las cuatro, lo haremos solas, ¿entiendes?– arqueo una ceja y él sonríe de lado.

–Estoy dentro, ya te lo dije.– hace un saludo militar y río, para luego dar media vuelta y salir de la cafetería, misma en la cual estuvimos la banda psicópata y mis amigas ayer.

Nos quedamos todas en la habitación de Val hasta que quedó profundamente dormida, luego comenzamos a idear una venganza digna para un idiota rompecorazones como Corbyn. Claro que la primera vez que intentamos planear algo la pelirroja nos escuchó, pero luego usamos la cabeza y nos escapamos a la habitación de Judi, donde verdaderamente pensamos en algo.

Pero necesitamos, otra vez, la ayuda de Ash para ésto…, aunque lo crédula ya se me pasó, así que decidí confiarle algo que pueda hacer y que no nos arriesgue en el proceso..., de nuevo.

Cuando lo llamé ésta mañana, no tardó ni cinco segundos en contestar, dispuesto a, y cito; "hacer cualquier cosa para arreglar el malentendido del otro día y volver a estar bien". No soy idiota, él ya perdió gran parte de mi confianza. Aún cuando el error no fue del todo su culpa, el que nos haya delatado por completo fue lo que más me decepcionó.

El aire cálido del exterior golpea mi rostro al segundo que salgo del acogedor local con aire acondicionado, bajo mi mirada a mis pies y comienzo a caminar repasando paso por paso lo que haremos.

Nadie lastima a una de mis amigas y se sale con la suya, nadie.

–¿Sam?– levanto la mirada confundida y observo a la chica frente a mí.

–No es cierto...– susurro antes de esbozar una sonrisa y acortar la distancia entre ambas y darnos un fuerte abrazo –. ¿Cuándo llegaste, Alessia?– pregunto una vez nos separamos.

–Hace una semana, más o menos– comienza a escanearme con la mirada y arquea una ceja –. No puedo creer que te hayas cortado el cabello– ríe –, juraba que lo dejarías largo hasta los cincuenta.

Me coloco a su lado riendo y comenzamos a caminar sin dirección alguna.

–¿Qué haces aquí? Pensé que luego de terminar con el curso de modelaje no volverías a pisar Los Angeles.

Y es cierto, no es fanática del lugar. A ella la conocí cuando teníamos quince años, era mi vecina y, con el tiempo, mi mejor amiga. Eso hasta que terminó el curso por el que vino al Estado en primer lugar y volvió a su ciudad natal. Pasaron los años y perdimos contacto, solo nos comunicábamos a través de Instagram o Facebook de vez en cuando, pero jamás pensé que volvería.

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