4

49 9 34
                                    

Comimos en silenció, ya que Izan no se digno a hablar desde que se sentó. Oliver le tiraba indirectas pero el pelinegro no las captaba o se hacía el que no lo hacia.

Hasta que terminó de comer y dijo:

— Estoy es una mierda. Ugh —Hizo mohin de asco.

— ¿Y por qué te lo comes?—Dice sonriendo.

El me miró a los ojos por unos cuantos mintos y dijo:

— Era lo único que tenia para comer, era comer eso o no comer nada.

— ¡Wow! Izan Greenwood el millonario del pueblo no tiene para comprarse un almuerzo decente — Ironice.

El solo se rió.

— Mi padre apenas y me da para comer y sobrevivir —Lo dijo tan sonriente que en ese momento pensé que estaba bromeando.

— Pues que padre más miserable tienes —Ironice.

El solo asintió y se burló.

El pelinegro se levantó del asiento se despidió de los amigos y dijo:

— Nos vemos niña consentida —Y se marcho.

— ¿Que fue eso? —Pregunto Danna.

— No lo sé, pero tenemos que ir a clases —Dijo Sav agarrándome de la mano — Vamos mueve el culo.

¿Que culo? si no tienes.

Calla conciencia. Siempre atacandome por la espalda (Lo sé estoy loca por hablar sola conmigo misma)

🐖🐖🐖

Luego de la clase Sav me dijo que se iría a la casa de un chico y que no me preocupara, pero lo hizo cuando me dijo que iría sola a la casa de un chico que no conocía de nada. Pero no me quedo de otra que irme sola y sin decirle ninguna palabra.

Al llegar a mi casa mi padre estaba viendo el partido. Estaba tan entretenido que ni me oyó llegar hasta que lo saludé. Solo me dijo "Ey" y nada más estaba muy consentrado en su partido. Já.

Me dirigí hacia la cocina para servirme un vaso de jugo. Y luego me dirigí con el jugo a mi cuarto.

Agarre de la estantería un libro que había comprado recientemente y no lo había podido leer, hoy lo leería. Se llamaba "Perfectos mentirosos". Lo agarre y le fui hacia la cama, al llegar a la susodicha habría las frasadas y me metí dentro de la cama.

🐖🐖🐖

Cinco horas leyendo después me baje a la cocina para buscar algo para comer y asi seguir leyendo.

— Hija, me voy al trabajo. Cuídate.- Se acercó y me dió un beso en la frente y se fue hacia la puerta, pero se dió la vuelta y dijo —Está llovisnando Saia, no vallas a salir por qué te podrás resfriar, ahora sí, ¡adiós!.

— Adios —Me despedí pero ya era tarde, ya se había ido.

Me puse a tararear una canción mientras me hacía pochoclos con azúcar quemada.

Los dejé haciendo y me fui rápido hacia el baño para que no se me quemen. Una vez en el baño: estoy haciendo mis necesidades y escucho el ruido de algo caerse, pero no era una cosita chiquita, no. Eso parecía una teja caerse, y justo se mezclo con el ruido de la lluvia y de los truenos ya se había largado con todo la lluvia. Me lave las manos y fui corriendo hacia la cocina, por suerte no se me habían quemado. Puse a derretir el azúcar y cambie los pochoclos de olla.

Amor soñado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora